Hay gente que recibe dones y los disfruta, soy de las que agradece el don de VER, pero no solo por el hecho de poder mirar, sino por el enorme placer de poder ver mas allá, donde parece inalcanzable la belleza, donde por rutina fijamos la vista sin mirar, porque en el diario vivir no vemos lo esencial.
No se si se detienen a ver un atardecer, pero les aseguro que yo veo mil cosas mirando el sol desaparecer, se me dibuja una tonta sonrisa en la boca y soy consciente de eso, pero es que no puedo evitar sentirme pequeñita ante la inmensidad de ese simple y cotidiano suceso, las aves acompañan el atardecer con un canto de nanas para quienes se alejan un poco del ruido, y miramos viendo, porque también se mira sin ver, y por eso tal vez no valoran la belleza rojiza en el horizonte.
Me duelen las calles de las grandes ciudades, donde los coches, bocinazos, gente corriendo y chocandose a veces, no saben lo que es perderse en anaranjados fulgores, violaceas nubes con formas, libres a nuestra imaginación.
No podría ser parte de ese mundo, soy de pueblo y del paisaje natural, de árboles que respiran en cada estación del año, soy del paso tranquilo por mi barrio y caminatas a paso lento.
¿Han visto amanecer sobre el mar? Es la gloria misma, es el Eden en ésta tierra, es la belleza insuperable, es mi regalo de Dios, aun cuando pocas veces lo puedo disfrutar, pero mis ojos lo han visto, y si leyera el diccionario de punta a punta, no encontraria la palabra que defina lo que siento.
No entiendo porqué nací lejos del mar, si lo amo tanto, será para que no muera nunca esa sed de caminar sus playas, y tenga siempre como meta, volver a sus orillas.
Mientras tanto cada día, los rosados tempraneros iluminan mi ventana y despertares, el aroma a café completa la armonía de un día más.
Tengo el don de VER los colores de la vida, los dias grises y su hermosura, cuando la lluvia que es mi amiga me llena de su voz única, de la magia del sonido sobte el techo o de mojarme en ella, del chapoteo en el barro, de mi pelo húmedo que rebelde se alborota.
Tengo el don de VER y esconderme dentro mío, para que nada arruine la hermosura de lo que miro, y veo…
