Sentí que me querías, antes de que ella apareciese. Aunque en realidad, nunca se había marchado.
Sentí que me querías cuando estirabas mis brazos para caer sobre ti, o me preparabas la cena e insistías en que me quedara a dormir.
Sentí que me querías cuando me dejabas escoger película, me contabas tus penas o abrazabas mis proyectos.
Sentí que me querías cuando soñé con escaparnos de vacaciones y respondiste un “donde sea”
Sentí que me querías y creo que no me equivocaba, aunque te fueras con ella…