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4 tips para mejorar tu comunicación

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La comunicación es un elemento muy importante e imprescindible en todas las relaciones interpersonales que vayamos creando a lo largo de nuestra vida ya que es la herramienta que nos sirve como mejor mecanismo de acción ante posibles conflictos, pero nadie nace aprendiendo a comunicarse, es algo que se aprende poco a poco, que se entrena y se mejora, pero para poder dar estos pasos antes es importante ser conscientes de la manera en la que nos estamos comunicando con los otros ya que no siempre lo estamos haciendo bien, dependiendo de nuestros entornos familiares y escolares durante las primeras fases del desarrollo y de las experiencias que hayamos vivido en estos a veces podemos llegar a tener un estilo de comunicación agresivo que dificulta que la otra persona pueda transmitirnos su perspectiva, una comunicación pasiva que no tiene en cuenta ni válida nuestras propias emociones y necesidades o un estilo pasivo-agresivo que niega con firmeza la existencia de cualquier conflicto dificultando así la resolución del mismo. 

Estos son estilos de comunicación que en muchos casos hemos ido adquiriendo al haberlos visto presentes en las personas de nuestro alrededor, pero eso no significa que sean adecuados para la resolución de conflictos, es más, en muchas ocasiones pueden llegar a empeorarlos y, con ello, empeorar el vínculo con la persona llegando incluso a veces a terminar la relación por una aparente “incompatibilidad” con la persona que esconde en realidad una mala comunicación. 

Partamos de las lecciones más básicas; primera lección: EL AMOR NO PUEDE CON TODO 

En los cuentos de hadas a veces los protagonistas llevan semanas con unas movidas que piden a gritos sentarse y hablar, pero como se quieren tanto tanto tanto lo resuelven todo diciéndose “te quiero” y un beso de películas, todo muy bonito, pero nada parecido a la realidad ya que en la vida real el amor no es una energía imparable que puede con todo, sino que es algo que se construye, se reconstruye y se cuida a lo largo del tiempo ya que las personas vamos cambiando, y por lo tanto el amor entre ellas también lo hace, evoluciona, por lo que la comunicación es la única vía sana y efectiva a través de la cual hacer frente a esa evolución inevitable y enriquecedora si se observa desde la perspectiva correcta. Existen distintas formas de comunicación tanto verbales como no verbales y en todas ellas está presente la intención de transmitir un mensaje, pero también la posibilidad de conectar emocionalmente con la otra persona a través de cualquiera de estas formas: la comunicación verbal es aquella a través de la cual expresamos abiertamente el mensaje a través de la voz o la escritura, la comunicación paraverbal es la que se realiza a través de la entonación que le damos al mensaje, y la comunicación no verbal es aquella que llevamos a cabo de una manera más sutil a través de la expresión corporal y facial, entre otras fuentes.

Antes de pretender cambiar nuestra forma de comunicarnos es importante saber que forma hasta ahora hemos empleado con mayor frecuencia; en muchas ocasiones en los vínculos se pueden escuchar quejas de alguna de las partes relacionadas con el poco contacto físico que tiene la otra persona o, al contrario, las pocas ocasiones que la otra persona realiza muestras de afecto a través de la palabra, estos no son más que un choque en las formas y estilos de comunicación, no hay que intentar llegar a tener el mismo estilo y forma que el resto de personas, que aburrido sería si así fuera, pero sí que hay que ser conscientes del punto en que nos encontramos en la comunicación para poder ambas partes realizar pequeños cambios y poder encontrar un punto intermedio, y para ello es importante ser conscientes de nuestra responsabilidad respecto a ese punto intermedio, la otra persona no tiene por que averiguar nuestros estados y necesidades emocionales, es necesario que nosotros se lo comuniquemos, es decir, le comuniquemos nuestros límites, esto es algo realmente importante en todo vínculo sano ya que la ausencia de hablar sobre estas líneas rojas no hace que no existan, y su desconocimiento puede llevarnos a la creación de tensión y conflictos que pueden acabar explotando de las peores formas posibles. 

En muchas ocasiones la comunicación de límites no es tarea sencilla por no haberlo hecho antes o por temores a que esta conversación influya negativamente en el vínculo, para esto es muy importante aprender a comunicarse asertivamente, para aprender a compartir nuestras necesidades sin que la otra persona se sienta atacada. 

Estos son algunos de los muchos consejos sobre cómo ser asertivos: 

Habla en primera persona: a veces la carga emocional y tensión que podemos tener en la comunicación puede hacer que demos más importancia al papel del otro (al ser quien nos ha hecho daño) que al nuestro, pero no podemos controlar cómo actúa el otro, es mejor limitarnos a nosotros transmitiéndoles cómo nos sentimos cuando se comporta de una determinada manera. Por ejemplo, en vez de decir: “eres un borde” sería mejor decir: me siento dolida cuando me hablas así”. 

Evita las generalizaciones: términos como “siempre”, “nunca” en las frases pueden generar en la otra parte una actitud defensiva al sentir estos términos como ataques a su autoconcepto, por eso es mejor evitarlos y en vez de decir “siempre llegas tarde”, decir “me molesta cuando llegas tarde”. 

Evita las etiquetas: Cuando nos enfadamos con alguien es normal tender a etiquetas como “idiota”, “borde”, “desordenado” o “torpe” para intentar liberar la emoción de ira que estamos experimentando, pero el uso de estas etiquetas sólo empeora la comunicación al generar una actitud defensiva en el otro, es mejor y más útil describir los hechos que nos han molestado para que la persona lo sepa con claridad. Por ejemplo, en vez de decir: “eres un desordenado”, sería más conveniente decir “no me gusta entrar en tu habitación y ver toda tu ropa tirada por el suelo”. 

Negocia: la comunicación de límites no puede llevarse a cabo como una competición, es decir, no se trata de imponer unos límites sobre otros, se trata de encontrar un punto intermedio para que queden protegidos y respetados los límites de una parte y otra, para lograr esto es necesario aceptar que vamos a tener que ceder en algunos puntos al igual que la otra persona, esta no es tarea sencilla, por eso antes de intentar cualquier negociación es importante liberar toda la emoción desagradable para que esta no dificulte el llegar a un acuerdo.

La comunicación es algo que vamos aprendiendo, desarrollando y entrenando a lo largo de nuestra vida como seres sociales que somos, aún así nada hace que no sea un proceso complejo y mejorable siempre ya que aunque creamos que nos estamos comunicando correctamente a veces podemos cometer errores, algunos de los más frecuentes son en primer lugar la ausencia de una escucha activa y empática; muchas veces mientras la otra persona está hablando ya estamos pensando en qué vamos a decir como si de una competición se tratase, esto no hace más que dificultarlo todo ya que si nos perdemos lo que la otra persona nos está transmitiendo tanto verbalmente como de manera no verbal no podremos encontrar fácilmente el área en que debemos actuar o modificar. 

Monopolizar la conversación es algo que de manera más o menos consciente también solemos hacer, esto consiste en que cuando la persona nos está contando alguna de sus necesidades o estados emocionales nosotros nos lo llevamos a nuestro contexto poniendo un ejemplo propio e invalidando a la persona y sus espacios de comunicación. Completar las frases de la otra persona es otro error habitual que puede complicar la comunicación ya que en muchas ocasiones podemos completar la frase de manera distinta a como lo iba a hacer la persona y en los casos en los cuales la persona no es demasiado segura puede sentirse presionada y cohibida a transmitir que eso no es lo que iba a decir. Por último, es importante que evites los juicios precipitados y la abundancia de críticas, esto ocurre cuando ponemos el piloto automático y nos quedamos con una parte de todo lo que nos ha contado, es importante como ya hemos dicho hablar siempre desde el cómo te ha hecho sentir a ti esto o aquello y no tanto limitarse a juicios y críticas constantes con respecto al otro aunque nos sintamos tentados a ello, pues esto no hará más que generar una actitud defensiva en la otra persona que limite o termine con la comunicación. 

No es tarea sencilla la de comunicarse con el resto de personas ya que en muchas ocasiones supone liberarse de corazas y mostrar cierta vulnerabilidad de nosotros, así como que la comunicación varía a lo largo del contexto y tiempo, pero sin ella no podremos nunca establecer y mantener vínculos sanos, por lo que hay que lanzarse y estar dispuestos a probar, a fracasar y a acabar aprendiendo poco a poco, todos hemos sido algo tóxicos sobre cómo comunicarnos en momentos porque nadie nace aprendido en este área, pero lo más importante es reconocer primero ante nosotros mismos nuestra vulnerabilidad, nuestras necesidades, nuestros límites y nuestra historia pasada y luego ser lo suficientemente valientes para compartirlo con la otra persona. Somos personas distintas con historias distintas, y esto no es malo, es más, es una valiosa fuente de enriquecimiento personal, pero para poder aprovecharla es necesario aprender a mostrarnos y compartirla con el resto de personas; pongámonos a ello, vayamos aprendiendo poco a poco y no dejemos que los miedos nos priven de la felicidad de esa conexión emocional que se logra a través de una correcta y sana comunicación.

Laura Lis Rodríguez

Psicóloga, feminista y soñadora. La inclusividad es la base del cambio.

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