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25N: retrato paradigmático de un maltratador psicológico

25N, Día Contra la Violencia de Género, y voy a dar unas pequeñas pinceladas sobre el estereotipo de esa citada persona, al margen del género que sea, el maltratado psicológico.

Tipología de personas con los que desde hace poco la sociedad parece haber tomado conciencia de su existencia a través de los medios de comunicación para decirnos que, contra la violencia, tenemos que denunciar sin entrar a valorar las causas de esa maldita situación ni ofrecer soluciones para que no ocurra de nuevo, con lo que nos vemos obligadas a soportar sus consecuencias incluyendo un maldito silencio que nos ahoga. 

El gran problema que nos encontramos las mujeres que hemos sido víctimas de esta modalidad de violencia es que demostrarlo legalmente, a fecha de hoy, es muy difícil porque no encontramos razones a las que acogernos y dar rienda suelta a que nuestra situación se haga visible y conocida. No solemos denunciarlo ya que nos puede más el miedo por nuestros hijos o familia que por nosotras mismas, y además de ser víctima tenemos que demostrarlo, ya que no tenemos secuelas físicas en nuestros cuerpos, y las mentales son más complicadas de reconocer y comunicar. 

En mi caso, muchas veces, he pensado que hubiese preferido que me hubiese golpeado. En ese caso, hubiera tomado conciencia rápidamente de dicha situación y podría haberme escapado de dicho encadenamiento rápidamente. Tuvo que pasar casi un cuarto de siglo para abrir los ojos, hasta que toqué fondo, en una fase de autodestrucción y aniquilación personal sin encontrar ayuda a mi alrededor viviendo la injusticia de una ceguera social. 

Cuando nos encontramos con estos personajes en nuestras vidas, hemos dejado de ser personas para convertirnos en seres inertes que somos castigados, día a día, con menosprecios y silencios, minando nuestra autoestima para dejar de ser personas y convertirnos en enseres útiles y personales del dueño que nos domina, en cosas sobre las que ejercer el poder, en objetos no en personas. 

Cada vez que recuerdo algún momento de felicidad, en dicha relación, no encuentro ninguno. Jamás pude demostrar mi yo interior ya que cuando lo intentaba, era criticada o llamada “loca”.  Tremendo! , loca por solicitar derechos humanos, por pedir ser tratada con respeto y amor. Loca por querer vivir en armonía con mi yo y mi conciencia, por querer ser persona. 

Queridas: Locas, no somos, somos locas que estamos cuerdas, pero que no nos queremos someter a la esclavitud que se nos pretende imponer. Convivimos con unas personas trastornadas. Ellos son los tarados con problemas conductuales debido a la historia patriarcal que nos ha dominado, donde la mujer no tenía ni voz ni voto.

Son personas que tienen grandes vínculos familiares, su familia de sangre. Según su mentalidad la familia son los padres, los hermanos y los hijos. 

Las demás líneas de descendencia sanguínea dejan de existir para ellos. Son personas que tienen conocidos pero no amigos de verdad. Son grandes maestros del ocultismo. Ocultan sus emociones, sentimientos y pensamientos a toda la sociedad, incluso a lo que ellos consideran su círculo de confianza, su familia de sangre. 

Personajes encantadores de serpientes, con grandes dotes de comunicación en su propio interés, manipuladores especialistas en conducir a la parte contraria a su propia forma de ver la vida. 

Con grandes desviaciones sexuales, en las que someten a su presa en búsqueda del dominio y el sometimiento. 

Siempre tienen la razón, porque todo lo hacen bien o eso creen. De ideas cerradas, con un complejo de superioridad de cara al exterior que no hace más que manifestar su verdadera naturaleza destructiva. Para ellos no existe la alteridad ni la empatía, sólo el ejercicio del poder. 

Son machistas, xenófobos y consideran a la mujer como la responsable de la organización de las tareas domésticas y de las responsabilidades que conlleva la crianza de los hijos y ellos se ausentan de sus deberes de construir un mundo de cariño en su entorno personal. 

Muchas de las mujeres que hemos sufrido dicha aberración, cuando hayan leído estos párrafos, se habrán identificado totalmente conmigo. 

En fin, alteraciones que parten de esa sociedad que, por nuestro pasado cultural, sigue reconociendo y premiando a estos individuos como ejemplos modélicos de grandes trabajadores y personas excepcionales en las relaciones humanas. Pero, lo que no saben, que el Dr. Jekyll cuando cierra la puerta de su casa se convierte en Mr. Hyde. 

En conclusión, somos heroínas, valkirias, que podemos contribuir con nuestras enseñanzas a la nueva generación para que este tipo de conductas puedan ser reconocidas como intolerables. Somos heroínas porque sabemos y conocemos y damos ejemplo a nuestros semejantes, heroínas sin pedir nada a cambio. Porque no queremos compasión, queremos justicia. Por eso no nos callemos, y manifestemos nuestro derecho a ser mujeres libres, que merecemos ser respetadas y reconocidas en todos los ámbitos sociales. No podemos seguir sufriendo esta lacra social, tenemos que estar unidas y apoyarnos para que esto se deje de repetir y mueran más mujeres y niños a manos de estos personajes sin escrúpulos ni emociones. En nuestras manos está conseguir que la justicia se haga realidad, porque no pedimos más que eso, la libertad de ser nosotras mismas.

Yolanda Moreno

Pintora y arqueóloga de las emociones. Mediadora en arteterapia.

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