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“¿Y para cuándo el día del orgullo hetero?”

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¿Y para cuándo el día del orgullo hetero? Ya no se necesita este día, ya tenéis los mismos derechos que las personas heterosexuales, sólo queréis llamar la atención, etc…

Este tipo de frases lamentablemente se siguen escuchando a día de hoy cuando se acerca la fecha del orgullo LGBTIQ y detrás de este tipo de comentarios se puede ver la ausencia de consciencia de la realidad, empatía, de respeto y de tolerancia de la persona que los ha dicho, pero cada vez más creo que el verdadero y profundo origen de estos comentarios es hablar de este día desde la completa racionalidad olvidando la gama de emociones y la evolución de las mismas a lo largo del tiempo de una persona que pertenece al colectivo LGBTIQ. A mí me la suda que haya una ley que dice que todos somos iguales y que no se puede agredir a nadie por su orientación sexual, identidad de género, cultura o cualquier otro aspecto si esto en la práctica no se cumple, y es que el día del orgullo, a diferencia de lo que la mayoría de personas cree, se hace con unos objetivos de visibilización y reivindicación a gran escala, pero también se hace para poder llegar a cada persona a nivel individual, os explicaré mejor qué significa este día para una persona LGBTIQ partiendo de la historia de esa persona. 

Al vivir en una sociedad en la cual la cis- heterosexualidad es lo normativo, toda persona que se salga de esto se enfrenta, inevitablemente, a una reivindicación de su identidad desde sus círculos más íntimos, ¿qué significa esto?, bien pues en primer lugar significa reconocer cómo eres de verdad ante ti mismo y con ello aceptar la posibilidad de que habrá personas que no te acepten así y,por tanto, con quienes no volverás a tener la relación que tenías hasta el momento, esto puede llegar a ser realmente duro porque esas personas en algunos casos pueden ser tus padres o hermanos. 

En segundo lugar viene lo que se conoce como “salir del armario” y con ello tu abuela diciéndote “entonces todavía no tienes novio, ¿no?” , tus padres o familiares diciendo que eres demasiado femenina para ser lesbiana, algunas de tus amistades diciendo que no te enamores de ellas o que eso es porque has pasado por una mala experiencia con un tío, tu ginecólogo diciendo que no hace falta revisar nada si eres lesbiana, el baboso de turno de las tres de la mañana ofreciéndose a “hacerte sentir una mujer”, las canciones ni te mencionan, en las películas apareces únicamente siendo lesbiana sin nada más que aportar o siendo de los primeros personajes en morir, en temas sexuales eres la fantasía del cuñado de la familia que te dice que eso no es follar o que te falta una polla, que te pregunten quien es el tío de la relación o que te hagan preguntas sobre tu forma de tener sexo o te digan “ay, yo tengo una amiga que también es lesbiana”. 

Todo esto son agresiones a una parte de tu identidad como es tu orientación sexual que provoca al final que acabes escondiendo esta parte de ti, y por lo tanto, perdiendo una parte de tu identidad adolescente. 

Todas o casi todas las personas del colectivo LGBTIQ sintieron miedo cuando se enamoraron por primera vez ante la reacción que pudieran tener a otras personas, en ocasiones ese miedo también ha aparecido dando la mano a una persona de tu mismo género o dándote un beso con la misma, y no es justo, no es justo que nos hayan robado una parte de nuestra identidad durante años tan sólo por ser como somos, porque amiguis hay mucho más detrás de eso de “Love is love”, que sí, que yo tengo todo el derecho a enamorarme de quien me dé la gana

(faltaría más), pero en el orgullo se está reivindicando el derecho a ser como somos, a vivir nuestra identidad y sexualidad sin miedos y a expresarnos como deseemos, porque el asesinato a alguien por su orientación sexual o identidad de género es la punta del iceberg, pero por detrás de eso está una niña llorando porque no quiere sentir eso que siente porque cree que sus padres no le querrán ya, está un adolescente comprándose una cazadora baquera y no la chaqueta de lentejuelas que le gustaría, está una chica entrando rápido en el baño cuando toca educación física para no coincidir con esas compañeras que le dijeron que no se enamorase de ellas, está una persona aceptando que le traten en femenino o masculino por miedo a alzar la voz, está una pareja de chicas soltándose de la mano cuando pasan por una zona concreta, etc. 

Una persona LGBTIQ no termina su lucha en cuanto reconoce su identidad de género y/u orientación sexual, es más, ahí empieza todo, y en muchas ocasiones es una lucha cansada y solitaria en la cual pueden darse distintos ataques y agresiones a su identidad, es por esto por lo que existe el día del orgullo, por muchísimas causas por las que se sigue teniendo que llevar a cabo pero, sobre todo, para transmitir a cada persona del colectivo dos valiosos mensajes: 

– No estás sola/o/e 

– No hay nada mal en ti por tener una identidad de género/ orientación sexual de un tipo u otro. 

El día del orgullo LGBTIQ una persona heterosexual lo vive más desde el plano racional al no haber visto ningún aspecto de su identidad de género u orientación sexual agredido a lo largo del tiempo, pero una persona LGBTIQ lo vive sobre todo desde el plano emocional porque es por primera vez en muchos casos sentirte orgulloso y sin miedo a ser cómo realmente eres y esto, este sentimiento es lo que te hace alzar la voz y por eso sigue siendo necesario el orgullo LGBTIQ, porque aún hay muchas personas que no se atreven a hacerlo por miedo, y mientras esto siga siendo así no habremos conseguido una sociedad tolerante de verdad.

Laura Lis Rodríguez

Psicóloga, feminista y soñadora. La inclusividad es la base del cambio.

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