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Vivir en 7 días

Fuente: Joel Valve/Unsplash

Si me hubieran dicho que mi primer artículo sería sobre mariposas me habría echado a reír.

Después de más de 20 años de vivencias por África, Asia o America latina, los que me conocen me habrían animado a contar alguna de las mil batallitas, o anécdotas asombrosas del tipo la vida es bella o el tigre y la nieve… en el que la realidad supera siempre a la ficción y es mucho más increíble y maravillosa. O se hubiera esperado supongo, que escribiera de alguna temática de denuncia social o de defensa de derechos humanos para aprovechar la visibilidad y difusión.

“¿Quién podría vivir en un mundo sin mariposas?”

Pero curiosamente, he decidido que lo que me apetece, de lo que realmente tengo ganas, es de hablar sobre mariposas.

Hace muchos años, en una etapa de mi vida en la que entre otras cosas hacía de cuentacuentos explicaba uno que terminaba diciendo “¿quién podría vivir en un mundo sin mariposas?” Y en una ocasión, una niña, levantando la manita, muy seria contesto… “los alemanes”.

Aún recuerdo aquella inesperada y sorprendente respuesta que provocó a partes iguales un ataque de risa generalizado y la duda interior de si aquella pequeña pudiera estar en lo cierto. Así que, por si acaso tuviera algo de razón, dedico las siguientes líneas a todos los alemanes y alemanas que puedan leerme.

Recientemente estuve visitando con mi hija pequeña un centro de mariposas; frondosa vegetación, ambiente caluroso y húmedo, y estas pequeñas y fascinantes “flores voladoras” de mil colores volando por todas partes. Sin duda el espectáculo de aleteos luminosos era precioso, pero de lo que quiero hablar, lo que me cautivó, y lo que me ha hecho pensar y pensar en ese día de forma recurrente, casi obsesiva, fue el personaje fantástico, que disfrazado de mujer contratada para explicar el ciclo de las mariposas, me atrevería a decir que en realidad era un duende disfrazado o un hada de la naturaleza camuflada para preservar la seguridad de las bellas criaturas.

Una mujer menuda, de piel muy blanca, acento francés, extremada ligereza y fragilidad en los gestos, cogía las mariposas y se comunicaba con ellas como si fuera la mismísima reina del mundo elemental. Se le posaban sus mariposas recién nacidas por todas partes, como otra especies animales se acercan a sus madres, estas volaban a su alrededor dejando acariciar o atrapar incluso por debajo de las alas con dos dedos sabiendo que por debajo no tienen esas delicadas escamas que de dañarse les impedirían volar.

La mujer tenía una pequeña nursería, como un centro de nacimiento de bebés, en los que había ido colgando las crisálidas con alfileres y nos enseñaba como las podías ver ¡moverse! Pues dentro, contenían un fascinante ser vivo, que había pasado de gusano, a líquido informe caótico para reconstruirse por completo en una estructura nueva absolutamente distinta a su aspecto original. Un nuevo ser capaz de volar.

-Mira, esta especie no tiene boca, se alimenta previamente durante 4 semanas, y vive solo 7 días, comentaba.

¡7 días! Un proceso de prácticamente un año, para culminar en unas gigantescas alas, de más de 20 centímetros de embergadura desplegadas, y sin ninguna necesidad, simplemente el disfrute impagable de un vuelo libre, con un objetivo añadido de compartir su belleza… en medio de la oscuridad. ¡Era una mariposa nocturna!.. Una gigantesca y preciosa mariposa nocturna.

“Tuve el inesperado e impagable regalo de ver nacer una mariposa”

Todo era fascinante explicado por aquella mujer delicada y segura, los distintos capullos de las crisálidas de colores y formas diferentes para camuflarse según el tipo de mariposa y planta de la que se alimentan antes de encerrarse. Los diminutos hilitos de seda con los que después confeccionamos saris, pañuelos, corbatas o camisas, y a los que no prestamos la suficiente atención o agradecimiento de todo un proceso que antes de convertirse en ropa había albergado todo un milagro de metamorfosis que ahora también envuelve nuestra piel.

Y mi cabeza, que iba a mil por hora juntando imágenes y recuerdos: Durante el camino de Santiago absolutamente sola, sin haber encontrado ni un solo peregrino durante las semanas que estuve recorriendo el que mis “madres del camino” (al no haber peregrinos los albergues estaban cerrados y me acogían en casas particulares) llamaron el camino de la luna, tuve el inesperado e impagable regalo de ver nacer una mariposa, a mis pies… empujando.. estirando para salir… asomándose jubilosa a una nueva vida.

No es posible describir ni la emoción ni todas las comprensiones que me trajo aquel episodio tan natural y a la vez tan difícil de presenciar. Me recuerdo saltando al rededor de la crisálida dando ánimos a la mariposa para que lograra salir, con los ojos llenos de estrellas y el corazón a mil por hora, sabiendo que su esfuerzo merecería la pena, y riendo sola al borde de una carretera muy muy fea, que aun siendo una de las partes más ingratas del camino me estaba ofreciendo el más increíble de los regalos.

La misma emoción que un par de años después me provocaría el contemplar en Benarés a través de una ventana semi abierta del barrio de tejedores. Un muchacho discapacitado que hacía volar los finísimos hilos multicolores en un repetitivo gesto mágico con el que tejía en su telar los que serían los saris más afortunados y llenos de amor que nadie pueda vestir nunca.

Aún me pone la piel de gallina recordar la emoción que me lleno los ojos de estrellas, como a cámara lenta, se fundió con la mirada y la sonrisa del muchacho invitándome a entrar por la ventana y sentarme a sus pies para verle tejer.

“¿Sabías que las mariposas se unen por el abdomen para procrear?”

Ese mismo día está lleno de recuerdos imborrables que quizás pueda contaros en alguna otra ocasión como he estado haciendo estos meses en Radio Hope… una radio por Internet que creamos por motivo del confinamiento para acercar la voz de familiares y amigos a los familiares hospitalizados y aislados. Una veintena de voluntarios estuvo dedicando horas y horas de cariño cada día durante los pasados meses a esta radio, y los postcast los tenemos colgados en el ivoox de nuestra organización, www.nzuri-daima.org. Todo el proyecto ha sido también como enviar mariposas coloridas a colarse entre los barrotes o rendijas de las casas para tocar de color y de esperanza nuestros corazones.

Pero para no despistarme y acabar, solo tres apuntes fascinantes: ¿Sabías que las mariposas se unen por el abdomen para procrear? Esto podría dar un ampliado sentido a esas mariposas que sentimos en el vientre cuando nos enamoramos.

Te has fijado que sabiendo esto… dos mariposas unidas por el vientre vistas de frente parecerían una sola mariposa. (Esto es solo una imagen poética, para ser fieles a la verdad se unen por el vientre, pero mirando en direcciones opuestas… lo que también es bello y simbólico, cada una mantiene sus metas, su visión en objetivos distintas, pero les une un amor común del espacio compartido y lo construido juntas).

“En esta cuarentena, hemos sido gusanos transformándonos en nuestras crisálidas”

Sabías que una vez que salen de la crisálida tienen que quedarse muy quietas para escurrir las alas todo el meconio… ¡como nosotros! Que al nacer también tenemos que expulsarlo. Y quizás esa quietud, serena, que precede al vuelo desplegado de alas fuertes y abiertas sea el momento más importante y mágico.

Se me ocurre pensar que nosotros en esta cuarentena, hemos sido gusanos transformándonos en nuestras crisálidas… el diluirnos en el líquido caótico ha sido confuso, quizás doloroso, ha dado miedo, pero nos hemos ido transformando casi sin darnos cuentas, por la propia naturaleza de la realidad. Y ahora, ya fuera de la crisálida, desconfiados, estamos en ese momento de escurrir las alas, de terminar de soltar el meconio, los restos del proceso, lo que ya sobra y solo supone peso que nos impedirá volar. Demos importancia a este instante… guardemos el respetuoso y merecido tiempo, silencio y disfrute de este estar fuera del capullo con las alas al sol y preparémonos, decididos a volar con alas fuertes, transformados, para hacer de este el mejor de los mundos posibles… como la mariposa nocturna llenando el mundo de nuestra belleza.

Gracias por tu tiempo en leerme, gracias por compartir latidos. Todo el Amor.

Almudena Barbero

Emprendedora de proyectos que cambian realidades sociales y ambientales.

1 Comentario
  1. Me encantoooooo💜💜💜💜💜💜💜🍀🍀🍀🍀🍀 fue muy bello leerte. Que tengas Buena vida y que sigas revoloteando 🦋

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