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¿Cómo podemos saber si estamos sufriendo violencia de género?

Primero de todo vamos a hablar de la definición de violencia de género, algo relativamente nuevo.  Por lo tanto, presento dos definiciones:

1. La violencia de género es un atentado a la dignidad de la persona, a su integridad física, a su honor y a su libertad, vulnerando los derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de las Naciones Unidas de 1948.

2. Según la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, es todo acto de violencia física, psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad cuando ésta se ejerce por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aún sin convivencia.

Sin duda es una violación de los derechos humanos sobre la víctima, discriminándola y hundiéndola hasta acabar con su integridad como persona.

Debemos tener en cuenta que la violencia es universal y se da en todas las clases sociales. 

Es más complicado salir de ella en situaciones de codependencia económica. Así que todas las posibles víctimas necesitan ser independientes económicamente. Por eso no te fíes de aquellos que quieran que no trabajes por tu bien. 

Los factores por los cuáles se sabe que eres víctima de violencia de género son el aislamiento, ataques a tu propio autoconcepto y a la autoestima, es decir, dejas de ser un yo interior. Es una anulación de tu persona ya que el miedo se integra en tus venas y sólo quieres morir porque ya no sabes quién eres. No tienes valor ni como objeto ni como persona. No tienes integridad por el papel en la vida que te han impuesto y te has creído que está fuera de tus valores como individuo.

Podríamos hablar de las conductas del agresor, las cuales, siempre derivan en el aislamiento, el control y la dominación. El chantaje emocional es su lema de cabecera.

Las víctimas suelen ser personas sociales, bastantes empáticas y de un gran corazón. Los agresores son depredadores al acecho de una víctima para su sometimiento. Estos individuos van como dulces corderos, pero con piel de lobo. A veces se victimizan, pero son monstruos. Esto me recuerda la canción de Rozalén “La puerta violeta”,” … una niña triste en el espejo me mira prudente y no quiere hablar, hay un monstruo gris en la cocina, que lo rompe todo, que no para de gritar….”.  que describe muy bien lo que sienten las mujeres que sufren o han sufrido maltrato. Por eso necesitan el aislamiento de la víctima para poder ejercer el control, y una vez controladas, la dominación es su signo de identidad. Ya has dejado de ser persona para convertirte en un objeto al que se le puede tirar, apalear o rehusar.

El chantaje emocional está a la orden del día, para seguir sometiendo a la víctima si está se da cuenta de que algo está fuera de la normalidad.

Cómo se detecta que sufres una relación de violencia de género. Son relaciones cuya toxicidad penetra en la víctima poco a poco, de forma inconsciente por el patriarcado impuesto en la sociedad y la educación familiar. Una relación sana de pareja es la que se basa en una comunicación basada en el asertividad para resolver conflictos. Tenemos que ser conscientes que cualquier parte de la pareja que sólo grite e insulte como norma general para enfrentarse a un problema está ejerciendo violencia. También aquellos que quieren imponer su forma de actuar en la vida, saltándose los derechos humanos. Todo vale para que ellos estén en el pedestal mientras a ti te hunden en el fango.

Hay que tener claro que no es un factor aislado que ocurre una vez, es una espiral cuyo fin es la muerte en vida de la víctima.

Las emociones que la víctima siente son miedo, angustia, ansiedad, asco de si misma, desesperación y si tienes suerte en la desesperación puedes ver la luz para salir, si no llega la desesperanza y con ella el hundimiento y la muerte. El estado de desesperanza es uno de los más difíciles de salir ya que la luz no penetra y ya no hay salida.

Ahora podemos hablar del triángulo dramático de Karpman que voy a intentar explicar con mis palabras. Los agresores se clasifican en tres tipos:

– El Perseguidor:

sus norman son poco prácticas y son Ley de Salomón. Si las desobedeces , imponen el tormento y se regocijan en el terror de la víctima que siempre es alguien más débil. Necesitan el reconocimiento de su autoridad.

– El Salvador:

su patrón es crear dependencia a través de la ayuda que ofrecen. No es de corazón, es necesidad de controlar a la víctima. Desangrándola ya que gracias a él su vida es más maravillosa. ¡Falso!, necesitan la dependencia de la víctima para agrandar su ego. 

La manipulación es su arma a través de falsas creencias en que él es necesario para mejorar la calidad de vida de la víctima. 

– La Víctima:

Estos son los más interesantes, son manipuladores natos que confunden a su víctima con sentimientos de culpa. Son los que olvidan aquello que quieren olvidar, es decir, de forma conveniente. Siempre se están quejando y sus reproches son continuos. Demandan tu ayuda y compasión, ya que gracias a la víctima, la vida le ha mejorado.  ¡Todo mentira, te han llevado a su terreno, si te lo has creído.! ¡Mucho cuidado con este tipo!

Espero que, con estos pequeños conceptos, que he ido detallando poco a poco, cualquier persona que pueda convertirse en víctima sea capaz de verse identificada y pueda salir corriendo o aquel que se encuentre dentro pueda solicitar ayuda para escapar de sus fauces lo antes posible, ya que jamás cambiarán. La luna de miel con ellos es irreal, nunca te amarán porque sólo se aman a si mismos. ¡Mi consejo, sal corriendo y no mires atrás!

Yolanda Moreno

Pintora y arqueóloga de las emociones. Mediadora en arteterapia.

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