Septiembre, ha sido el mes que podemos definir como el mes de los comienzos. Comenzaron las clases, comenzaron los proyectos personales, mes de cambios, renovaciones, revisiones…
Yo lo he comenzado con un reto de superación. Superar el miedo de la exposición pública. Soy escorpio, muy intensa, muy sociable pero muy reservada para mí intimidad. Dar un paso hacia eso, provoca un temblor en todo mi cuerpo. Pero mi pasión por la escritura me ha llevado a esto. A exponerme y contar historias.
Pues ahí va mi historia de hoy, una historia personal muy personal…
Comenzamos….
Una de las patitas de la autoestima es aceptarnos y querernos. Están enfocadas tanto a la parte personal como a la física y tienen una vinculación directa. Es cierto que puedes estar trabajando tu autoestima personal y creer que ambas están alineadas, pero no es así. O por lo menos a mi, no me paso así.
Estos meses he estado muy revuelta personalmente. Un problema de salud provocó que mi cuerpo cambiase, coincidieron varias cosas y mi cuerpillo dijo “hasta aquí llegue, chao”.
Llevo casi un año y medio, averiguando, probando, hasta ver si encontraba con la razón del malestar. Finalmente tras 200 pruebas distintas, análisis… Tengo un diagnóstico, bueno realmente tengo cuatro jajajaja. Pero hasta llegar aquí, pasaron muchas cosas.
Vi que ese tándem que mencioné antes, no estaba tan equilibrado como yo creía, es más al contrario, cada uno se encontraba en un extremo.
Esa situación de salud hizo que no reconociera mi cuerpo, me sentía incómoda, irritable, sin energía, con pocas ganas de interactuar y solo me apetecía estar en mi cascarón. Ahí nadie me veía.
Tampoco el entorno ayudaba, me enviaron varios mensajes preguntándome si estaba embarazada y más de una mirada capté mirándome porque lo pensaban. Si, seguro que estarás pensando: ¿Qué indiscreción? Pues si.
La problemática que tengo provocó una inflamación generalizada del cuerpo, sobre todo, zona abdominal de ahí las especulaciones. Y yo cada vez me sentía peor y peor, porque ya esto se sumaba a mi combo de salud. Me desconecté complemente.
Ahí me di cuenta de que algo que yo creía que lo tenía trabajado no era así. Con lo cual, comencé a hacerlo.
Comencé a aceptar mi cuerpo, a entenderlo y a escucharlo, para ir dándole lo que necesitaba. No te voy a negar que fue duro y lloré bastante. Pero agradezco esta situación, porque ha provocado que sea consciente de la importancia de esta parte. Tanto, que he convertido toda esa relación negativa que tenía, con una visión más positiva.
Y les digo que es cierto, que el lenguaje y como nos hablamos, ayuda.
Uno de los especialistas que me trata, me pautó una serie de tareas y nuevos hábitos alimenticios. Yo muy cumplidora, cree un registro de mi nuevo proyecto y se llama así ” Me desinfló con Gozo”. Al verlo la especialista se rió mucho, pero le pareció una idea genial. Y esa acción aparentemente “graciosa”, hizo que me diera cuenta de la importancia de la elección de con qué gafas veo la realidad que tengo, pondré conseguir unos resultados u otros.
Con esto quiero decirte que, la vida es cambiante y nuestro cuerpo también lo es. Y más a nosotras como mujeres, nuestras hormonas ( que ahora adoro) tienen vida propia.
Saben el dicho de: ” tu cuerpo es tu templo”. Pues lo es, es nuestro templo más preciado. Es el vehículo que elegimos para vivir todas esas experiencias que hemos decidido experimentar. Ámalo y cuídalo. Si cambia, acéptalo porque es parte de tu evolución. Si el cambio es por salud, busca ayuda profesional pero mientras se regule mímalo. Lo que manifiesta tu cuerpo es sólo una proyección, de lo que pasa dentro de ti.
Yo continúo en mi recuperación, es lenta, pero estoy intentando vivirla desde el disfrute aunque no voy a negarte, que hay veces que me dan ganas de tirar la toalla. Pero cuando eso me pasa, pienso: ” dónde vas a tirar la toalla, es en la playa”.
Si al leer esto te resuena porque lo estás viviendo o lo has vivido, te envío un abrazo. Mímate mucho, no te exijas tanto. Recuerda que estés como estés, eres un ser maravilloso.
