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Tímida y extrovertida

tímida

Ayer empezó la temporada fría donde vivo en Suiza. El verano en este país es una maravilla: no hace demasiado calor, no llueve tanto como el resto del año y hay una infinidad de rutas, paisajes y miradores que explorar. Sin embargo, cuando llega el invierno, y sobre todo para una Andaluza como yo, este país pasa a ser del todo deprimente. Con el cambio de hora que se avecina empezará a anochecer a las 5 de la tarde. Las lluvias se harán más constantes y la posibilidad de hacer senderismo se verá cada vez más reducida. Y el gran enemigo del andaluz: el frío. Aquí hace frío de verdad. Por muchas mangas, chaquetas y medias térmicas que te pongas, ¿a dónde ir con este clima? ¿bajo qué pretexto salir del escondrijo? En Suiza, el expatriado andaluz carente de manada se ve forzado a hibernar. Por esa misma razón, ayer mi pareja y yo nos decidimos a probar con uno de esos “Language exchanges” con la esperanza de recolectar amistades para el invierno. Amistades que, aunque no nos quiten el frío, quizás nos den razones para no pasar todo el invierno durmiendo bajo una manta pegados a la calefacción.

Habíamos probado a ir a un encuentro de expatriados antes del COVID (a.C). Recordar aquel bar sin ventilación hasta las trancas de gente, todos pegaditos hablándonos cara a cara sin mascarilla, ahora me da escalofríos. No volvimos a repetir. Por un lado porque al poco tiempo las restricciones por el COVID aparecieron en escena. Por otro, porque yo salí de aquel bar repleto de gente con una sensación de soledad absoluta.

“Encontrar las palabras que nos definen nos da paz, sobre todo a las personas que siempre nos hemos sentido fuera de la norma”

Conocer gente nueva para mí es un verdadero suplicio. No he sido nunca introvertida pero tengo un componente de timidez bastante importante. Porque no, no es lo mismo ser tímida que ser introvertida. Un día un profesor psicólogo nos lo explicó en clase y yo, ilusionada por el descubrimiento, se lo comenté a mi padre durante el almuerzo. “Papá, ¿tú sabías que se puede ser tímido y extrovertido al mismo tiempo?”, a lo que me respondió, “pues claro: tú”. Resulta que las personas introvertidas cargan las pilas estando a solas, cultivando su mundo interior y, por tanto, las situaciones muy estimulantes y con muchas personas las agotan. Las personas tímidas, sin embargo, se cansan en las situaciones con muchas personas no porque se saturen debido a la estimulación, sino porque tienen miedo. Miedo al qué estará pensando de mí la persona que tengo enfrente, miedo a ser juzgada. Por supuesto, a más gente más miedos. “Pues si lo sabías me lo podías haber dicho antes” le respondí a mi padre indignada ante su indiferencia frente a mi gran descubrimiento.

Encontrar las palabras que nos definen nos da paz, sobre todo a las personas que siempre nos hemos sentido fuera de la norma. Por esa misma razón cuando fuimos a aquella reunión de expatriados (a.C.) y no encontré las palabras para definir mi situación, me sentí completamente vacía. No les bastó con saber mi nombre y el tiempo que llevaba en Suiza, querían saber más: “What are you doing in Switzerland?”, “¿Cuánto tiempo planeas quedarte aquí?”, “Qu’est-ce que tu fais?”. “I don’t know”, “No sé”, “Je sais pas”. Mi plan, en ese momento, se redujo a sobrevivir a la reunión. 

Ayer, sin embargo, la experiencia fue otra. Por supuesto me hicieron las preguntas de rigor, pero yo ya tenía a cuestas unas cuantas sesiones de terapia que me ayudaron a responder más elaboradamente sin sentirme un monstruito. “El año pasado estuve trabajando de profesora pero ahora no tengo trabajo, me estoy dedicando a escribir”. Después de explicar los proyectos en los que estoy embarcada una chica de Madrid me dijo “entonces sí trabajas”. “Supongo que sí”, le respondí riéndome, “pero no está muy bien pagado”. “Mal pagados hay muchos trabajos, pero siguen siendo trabajos”. Y yo, que soy tímida pero extrovertida, no me pude dormir al llegar a casa porque estaba hasta los topes de energía tras haber compartido la tarde con un grupo de personas totalmente desconocidas que con su interés por mis proyectos me hicieron sentir calentita en la terraza de un bar en la primera noche de la temporada fría Suiza.

Ester Báez

Andaluza en Suiza. Autora de Modesta Pesadilla. En continua búsqueda del sentido.

1 Comentario
  1. No sé si tu trabajo está bien o mal pagado, no sé si es un trabajo o no, solo se que es un escrito desde el interior, desde lo más profundo de tu ser, de ese maravilloso ser que siempre fuistes, eres y serás. Introvertida, extrovertida, tímida o como te quieras calificar, lo más importante es que eres tú, simple y fantástica, alegre y alocada. Estés donde estes nunuca estarás sola

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