Me llama la atención ver personas haciendo colas para entrar a las tiendas para comprar cosa, cosas que tal vez en un mes ya no las usen, las pierdan o se dañen. Pasan al menos 30 minutos de su día, sino es más, paradas allí, esperando para entrar, ver, elegir y pagar por unos metros de tela, que tal vez, les haga ilusión ponérselo para encantar a alguien o así mismas… no lo sé. No pretendo hacer un juicio sobre cómo o en qué gastar el dinero de cada quién.
A lo que me quiero referir es al tiempo que pasa en esa cola. Según Wikipedia:
“El tiempo es una magnitud física con que se mide la duración o separación de acontecimientos. … El tiempo permite ordenar los sucesos en secuencias, estableciendo un pasado, un futuro y un tercer conjunto de eventos ni pasados ni futuros respecto a otro.”
Ahora bien, planteando una definición más sentida, más poética o tal vez más mía (humildemente), el tiempo: es el hoy que me dice, “lo siento”. Lo desarrollo y, ¡lo hago! El tiempo es lo que me parecía eterno e incomprensible cuando era una niña. El tiempo, era lo que me parecía una “pérdida de tiempo” cuando era una adolescente, porque quería vivir la vida ¡YA!
El tiempo: es parte fundamental de la ecuación que me permite apreciar el resultado de mis acciones u omisiones. Y es el mismo, que me permite entender el por qué de las acciones de los demás.
Quiero destacar que ese tiempo que se deja en la cola para aprovechar esas rebajas, solo por dar uno de tantos ejemplos, es el mismo que se puede invertir en mejorar nuestra salud, bien sea al practicar una rutina de 30 minutos de ejercicios o 30 minutos para respirar profundamente y meditar.
Durante el confinamiento, el tiempo tal vez parecía lento y aburrido, e incluso perdido, sin embargo, para algunos fue un tiempo de revelación, de estrechar lazos familiares; algunas relaciones se fortalecieron otras se rompieron y otros como yo aprendimos del desapego, la autonomía de la felicidad y la soledad física.
Cual haya sido tu caso, no olvides la lección y hablándote desde el ser (no del ego), si fue positiva refuérzala y si fue negativa supérala pero en todo caso aprende a ser o no ser. Ya sabes que el tiempo no se detiene, te detienes tú y porque quieres, ¡nada más!
Camina, corre cuando puedas y avanza siempre. El tiempo en la mayoría de las circunstancias está siempre a favor, es solo que aveces somos caprichosas o lo que es gracioso: intentamos controlar lo que no depende de nosotras, de nuestro sentir, de nuestro desarrollo, de nuestro hacer.
El principio de la Relatividad es extraordinario y su aplicación es amplísima, pero cuidado, porque en ocasiones no da para intentar justificar el tiempo mal invertido o desperdiciado.
Tiempo para el amor propio, para crear y desarrollar hábitos sanos, para tertulias, para volar, para navegar, para ayudar, siempre habrá y el detalle está en descubrir y aprender cómo administrarte, gestionarte, balancearte.
Se consiente y ve a lo elemental, a los sentidos reales de la vida y te aseguro que no estarás pensando en ir a hacer una cola para entrar a una tienda a comprar cosas.
“Las Rebajas, no se aplican para el tiempo”
¡Buena vida!