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“Tall Poppy” o el síndrome de la amapola alta

Según recoge el historiador Tito Livio en su Libro I Historia de Roma, ocurrió lo siguiente:

El tirano rey romano, Lucio Tarquino el Soberbio, recibe la visita de un heraldo enviado por su hijo Sexto Tarquino. Este residía en la ciudad de Gabii y era la persona más poderosa en esos momentos de la ciudad. Sexto Tarquino deseaba preguntarle a su padre que debía hacer ante esa situación, tener el mayor poder dentro de Gabii. Lucio Tarquino al recibir al heraldo, se va a un campo algo alejado y se pone a cortar todas las amapolas que sobresalían del resto, las más altas y esbeltas, sin decir una palabra al heraldo. Este cansado de no recibir respuesta decide regresar a Gabii y le explica a Sexto Tarquino lo que su padre había hecho. Sexto Tarquino comprendió el consejo de su padre, que no era otro que acabar con todos los que sobresalen, con todo el que tenía poder en Gabii y así de esta forma quedarse solamente él. Y eso fue lo que hizo.

Este término despectivo, también llamado de la alta exposición, es sobre todo usado en Reino Unido, Irlanda, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Aquí puede que lo desconozcamos, aunque eso no significa que no existan personas que lo desempeñen. El síndrome de la amapola alta es una manifestación social existente. Hay personas como Gabii que, ante otras personas inteligentes, con grades cualidades, con éxito debido a sus capacidades, sufren rechazo hacia ellas. Detectan esa inteligencia como una amenaza, no conciben una flor que sobre sale por encima del resto de flores de un jardín y por tanto, las reducen, aminoran su autoestima y si pueden pisotean su dignidad.

¿Por qué? o ¿Para qué? son las preguntas que siempre nos hacemos ante este tipo de acciones crueles. Y nos culpamos y creemos que el fallo está en nosotros. Pues no amigas, el problema lo tienen ellos o ellas en sus miedos e inseguridades, en esconder sus complejos de inferioridad.

Este síndrome despreciable hay que detectarlo, desmontarlo y enflaquecerlo para dejar que sea la diversidad la que florezca, dejar de tener miedo a destacar, a querer encajar en el sistema impuesto.

A todas mis amapolas bellas, no permitáis que personas hostiles os hagan daño, os arranquen y despojen de vuestra luz y belleza. Y a quien sufráis ese síndrome abandonarlo, empatizar con la otra persona, poneros en su lugar, amar vuestras virtudes y cualidades y dejar al resto ser libres, crecer y vivir en paz.

Cosas de mi morena

Informática y diseñadora web. Una bloguera loca por las librerías, la música y viajar.

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