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Sin permiso

Ser la oveja negra de la familia se ve como caos, pero se siente como calma. Si creaste nuevos espacios, si abriste nuevas puertas y saltaste a vacíos que nadie con tu sangre había hecho, de seguro vas a ser nombrada como la oveja negra de tu manada, vas a ser el foco de miradas juzgadoras, el susurro incómodo en las cenas familiares y el tema principal de todas las sesiones de chisme.

¿Por qué? Porque decidiste ser y hacer eso que salió de tu corazón, todo aquello por lo que sentiste que respirabas y por lo que tu sangre circulaba en todo tu cuerpo. Ese deseo profundo de tu alma que puede que lleve años dormido (o que simplemente apareció repentinamente en una conversación contigo misma) salió a brillar como un inmenso destello y nadie lo pudo apagar.

Eres la que piensa diferente, la que no se conforma y habla fuerte cuando todo lo demás está (o debería estar) en silencio. Tus ojos brillan ante la libertad y no por la costumbre; para ti es más importante el deseo de tu corazón que el deber ser; y tu intuición puede más que la aprobación.

Pero un corazón saltando dentro del pecho puede convertirse en una bomba nuclear a punto de estallar. Porque no hay familia que esté preparada para alguien que elija no seguir las formas, las tradiciones y los caminos.

Naciste para tener la misma profesión que tus papás, profesar la misma religión que tus abuelos, ser exitoso como tus tíos (sin tener idea a qué se refieren con ‘éxito’), ser bueno en matemáticas como tus hermanos; casarte, tener hijos y dedicarte a tu hogar como tus tías.

Te han enseñado a cumplir las normas, a andar por caminos pavimentados y demarcados por otros. A completar de deseos y propósitos ajenos que solo aumentan y aumentan el peso de la maleta que llevas en los hombros.

Pero vivir se trata de descubrir, de experimentar, de “hacer camino al andar” que cuando veas atrás te des cuenta que las huellas que han quedado son las de tus pies y que sólo te han hecho llegar cada vez más lejos.

Y por supuesto que cuando lo eliges, todo se pone difícil, porque ese terreno no está hecho para caminar, porque no vas a saber hacia dónde se dirige ni lo que te espera al final de él, pero ahí está el reto y lo más emocionante, elegir siempre tu norte, ese que te mueve, que te llena y hace latir tu corazón cada vez más fuerte.

Te aseguro que no hay arrepentimiento alguno cuando eliges seguir al corazón y al alma emocionada, porque no hay nada más liberador que salirte de la caja.

Este texto es para ti, que decidiste romper con lo esperado y apostar por lo auténtico. Porque ser la primera no es fácil,  pero alguien tenía que hacerlo.

Ser la oveja negra es ser la que da el primer paso, la que abre las alas, la que marca el camino. Si tus acciones incomodan es porque estás creando futuro y las siguientes generaciones te lo van a agradecer.

Y si tú aún no has recorrido este camino, pero algo en tu corazón brincó al leer, toma esta entrada como la señal que has estado buscando, si esto llegó a ti no es casualidad, porque no hay mejor manera de construir futuro que elegir el propio y hacer vibrar el alma.

María Paula Nieto

Ingeniera, lectora, creyente del karma y las causalidades.

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