Mantener esa sobreprotección: ¿realmente es buena? ¿Es más saludable para nuestros hijos mantenerlos en esa jaula de cristal?
Como padres o madres pensamos que evitar dolor a nuestros hijos es más beneficioso para ellos, por esa razón no hablamos de la muerte Y yo pongo sobre la mesa ¿beneficioso para ellos o para nosotros? La sociedad de manera inconsciente pretendemos enmascarar la realidad, mostramos a nuestros hijos una vida diferente, idílica, perfecta Nos pasamos la vida mirando para otro lado cuando se trata del final. No lo juzgo, es totalmente comprensible, ya que sabemos de qué trata el desenlace y somos conscientes de lo irremediable que es, para que malgastar el valioso tiempo en pensar en ello. Aun así, a los niños hay que contarles la verdad; luego nos quejamos de si los cuentos de hadas, princesas y duendes están más que alejados de la vida, y les creamos un ´matrix´ particular donde la muerte existe, pero no, se habla, está, aunque no se enseña, sin embargo, de lejos, se mira con recelo, bajito y en secreto.
Por otro lado, nos pasamos los días, bien en el trabajo con los compañeros, con amigos en la cena de los viernes o con los compis de gimnasio hablando sobre lo malas, malísimas que son las redes sociales y los efectos sobre nuestros hijos. Estas muestran un espejismo de la sociedad, la vida a través de filtros y no exponen lo real, lo tangible; bien pues de nuevo, como segunda reflexión: ¿cómo actuamos antes la muerte con nuestros hijos? Elegimos un bonito filtro, una canción de moda, un efecto llamativo, disimulando bien todo el contesto y ¡alehop! presentamos la muerte a nuestros hijos de lo más inverosímil.
Entiendo que tampoco se trata de hacerle una fiesta o sí, quien sabe; se trata más bien de nivelar, el equilibrio, la eterna búsqueda del equilibrio, y es verdad, en el equilibrio se haya la virtud. Si ya lo dice la expresión: “natural como la vida misma”. Os aseguro que los niños si les tratas y hablas con naturalidad, con proporcionalidad entre su edad y el entorno, lo captan todo en seguida de una forma espontánea, creándoles una huella cierta y verdadera, que les dolerá cada vez que la experimenten en la vida, pero la afrontarán como lo que es: el cierre del ciclo vital. En algunos casos inexplicable y hasta antinatural pero inevitable, al fin y al cabo.
Quizás porque he sido la pequeña, quizás porque mi infancia la pasé entre adultos, quizás porque se me ocultaba todo, quizás porque me mantenían al margen de todo, quizás porque nunca me explicaron nada y tuve que inventármelo y sus consecuencias todavía las sufro. Quizás por eso siento así y veo a los niños como lo que son, personas, a las que esconderles la verdad, es desacertado.