A lo largo de la historia la construcción cultural del género ha clasificado los roles de género de forma binaria en “lo masculino” y “lo femenino” con sus respectivos estereotipos y “normas sociales” acerca de cómo comportarse, sentir, pensar e incluso sobre cómo mostrarse ante el resto de personas, estableciéndose así una especie de características claras alrededor de cada rol aparentando ser “lo natural y esperable” cuando no es así.
Tradicionalmente, asistir al psicólogo también ha contado con una serie de estereotipos relacionados con el cuidado, el aspecto emocional, etc, estereotipos que chocan totalmente con los asociados al rol masculino y, tal vez aquí reside la razón principal por la que los hombres acuden menos a terapia.
El concepto de masculinidad tradicional siempre ha incluido como rasgos propios aspectos como la independencia, la asertividad, la fortaleza y la censura de las propias emociones ya que el mundo emocional de los hombres se asocia con debilidad y falta de autosuficiencia (características asociadas al rol femenino y duramente rechazadas en el masculino), por lo que no se permite ningún espacio para ese área emocional, algo que dificulta en gran medida la identificación de un problema en esta área. Cualquier problemática se ve, desde un punto de vista social, como que el hombre debe resolverlo por sí solo o con ayuda de otros hombres, pero evitando cualquier muestra de vulnerabilidad.
Es por esto por lo que los hombres suelen acudir menos al psicólogo, porque no sólo tienen que hacer frente al proceso de ser valientes para pedir ayuda, sino que también deben realizar un proceso de deconstrucción en referencia a su masculinidad y sentirse tan libres como puedan de los estereotipos asociados a su género para poder pedir este tipo de ayuda, es decir, deben reconocer la existencia de su área emocional y estar dispuestos no sólo a sentirse vulnerables, sino que también deben mostrarse así ante el profesional que les atienda.
Por eso, es importante recordar en este punto que el feminismo no sólo es algo de las mujeres para las mujeres, sino que vivir en una sociedad patriarcal nos afecta a todas las personas en mayor o menor medida, y en el caso de los hombres la manera en que les afecta es a través de una falsa obligación de ser valientes, fuertes, atrevidos, guerreros, en definitiva, estar siempre bien y no mostrar las áreas que les hacen ser seres humanos reales. Esto puede generar mucho dolor ya que es una manera de obligar a aislar en su interior el propio sufrimiento arriesgándose a que este te devora por dentro (Frida kahlo).
Hombres del mundo: tenéis derecho a sentir miedo, alegría, tristeza y todas las emociones existentes y poder mostrarlas, y por supuesto, tenéis derecho a pedir ayuda y ser vosotros quienes necesitéis ser escuchados, abrazados, cuidados o queridos. Ir en contra o liberarse de los estereotipos asignados a tu género no es un proceso fácil ya que a nivel social puede sentirse mucha soledad o presión social, pero antes de nada y de nadie vais vosotros, y no pasa nada por reconocer que necesitamos ayuda, es más, es un gran paso, complicado pero valiente, que os permitirá ser mucho más libres y, con ello, mucho más felices .
Dar ese paso, atreveros ir en sentido contrario a la muchedumbre, trabajar vuestras masculinidades y el concepto de ser un hombre, que nada tiene que ver con ser el número 1 en algún deporte o en el trabajo, sólo así podréis ayudarnos a liberarnos y liberaros de unas cadenas que no deberían existir.