Perdonándome por todo el daño que me causo.
Sacándome las dagas que yo misma me clavo.
Curando las heridas con brisa, sol y agua salada.
Sanando a una mente que sobrepiensa y a un corazón que siente de más.
Reconectando con el ahora y perdiéndome en cada ola que muere en la orilla.
Porque los demonios que llevamos por dentro solo los conocemos nosotros mismos.
Porque soy mi propio salvavidas. Que nadie se empeñe en salvarme.
Un mar aparentemente en calma.