No hay manera…
de no ver el amor a cada paso,
en el gesto sereno del abrazo,
en la simple pregunta o en la espera.
No, no hay forma…
de no ver el milagro en la empatía,
en el don de quien cree todavía
aunque la decepción sea la norma.
Ni habrá modo…
de no encontrar la paz en la insistencia
de la amistad que aflora con paciencia
cuando piensa que lo ha perdido todo.
El método…
lo sabe desde siempre cualquier niño:
es responder al miedo con cariño
(y el odio hallará su propio éxodo)