A 2025 no le tengo miedo, le tengo ganas.
No le pido que se comporte, le reto a que se salga de la raya.
Que me confronte, que me zarandee, que me revuelva.
Yo decidiré qué rasguños acepto, y cuáles esquivo porque sí, he aprendido a elegir mis abismos.
Los selecciono cuidadosamente, pero no los evito.
Porque hay oscuridades que traen luces centelleantes.
Y hay luces tenues y cómodas que solo preceden la nada.
Esa nada alias apatía que ya no quiero nunca más.
Porque elijo arrepentirme a quedarme con las ganas,
vivir a sobrevivir,
sentir cueste lo que cueste a salvarme por miedo al y si…
Salir herida a no salir,
despeinarme a permanecer inerte,
alejarme y decirte adiós a quedarme por encima de mí.