No tenemos límite. Estamos hechos de material incombustible. Ni la kriptonita puede con nosotros. Todo el mundo sabe que somos inmortales, capaces de sobreponernos a cualquier realidad por cruda e insuperable que parezca. “Como defensores de la justicia que somos, se nos concedió el don de jamás enfermar, jamás penar y ser omnipresentes” Así somos…
Redactoras