Llevamos varios días de confinamiento y no paro de escuchar quejas sobre la angustia que nos genera sentirnos enclaustrados quejándonos de aquello que NO PODEMOS HACER. Echo de menos el ruido de Madrid, el poder caminar sin rumbo, tomar cañas con amigos, abrazar, darnos apretones de manos, palpar, viajar, trabajar, vivir deprisa… “Pero pensándolo bien,…
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