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De ombligo a ombligo

Fuente: Alex Pasarelu/ Unsplash

Tu ombligo y el mío, ahora independientes, mirándose en el mismo horizonte. Uno frente al otro.

Te escucho con admiración mientras me veo reflejada en tus ojos, que a veces confundo con los míos. Finalmente todo encaja tras una eternidad buscando el verdadero sentido de la vida. Todo se esclarece. Lo tengo delante de mí: Un amor indescriptible sobre el que no existen palabras suficientes que puedan abarcarlo. 

Eres el niño de once años que quise ser con tu misma edad. En aquel momento de mi historia estaba atrapada en la encrucijada de mis inseguridades, paralizada de miedo e incomprendida por todos. Entonces te veo delante de mí, fuerte, sensible, apreciado por tus amigos y respetado en tu comunidad escolar. Te veo y recuerdo el día que naciste; cuando comprendí que nunca más podría separarme de ti.

Desde entonces te miro, te escucho y te amo irremediablemente. Y en paralelo, sin que lo sepas, me transporto al pasado para abrazar a la niña que fui, susurrándole al oído que al final todo salió bien.

Tu sensatez, la forma en la que racionalizas las ideas y tu madurez precoz no dejan de asombrarme. Y en ese instante, por primera vez en 11 años, disfruto de tu compañía mucho más que con cualquier colega, “pana” o amigo. Todo encaja. Finalmente entiendo cuál es mi cometido en este mundo.

Jamás olvidaré aquellos últimos días de enero cuando tuve el privilegio de conocer el proyecto de hombre que serás. Recuerda que el mérito es tuyo, por tu sentido de la responsabilidad, tu empatía, bondad y sensibilidad a partes iguales. Por esa forma de entender la vida tal como me la explicaste una noche inolvidable, exponiendo conclusiones llenas de sabiduría innata, que en realidad están por encima de tus escasos once años. 

Quiero regalarte lo que siempre anhelé desde niña, una trayectoria escolar ininterrumpida con espacio para crecer de la mano de tus amigos, celebrando el final del camino con birretes difuminados en el azul del cielo. 

Tu abuelo afirma que te quiere varias milésimas más que a mí. Lo comprendo perfectamente y me llena de felicidad porque de alguna forma, estoy devolviéndole toda la dedicación que depositó en mí.

Las “causalidades” de la vida jamás dejarán de sorprenderme. La abuela nació en Madrid en un año muy duro de la historia de este país y emigró a mi Venezuela de origen en los años 50, donde posteriormente tuvo una hija venezolana que muchos años más tarde decidió vivir en España donde casualmente di a luz a mi hijo, que comparte la misma ciudad de nacimiento de mi madre. 

La vida es curiosa, impredecible, dura, incierta y bella al mismo tiempo. La vida es un milagro que quiero seguir descubriendo y disfrutando a tu lado.

Eres un regalo para todos los que tenemos el privilegio de conocerte a fondo. Siempre serás mi pequeño maestro lleno de luz.

Te amo siempre,

Mamá.  

Marie-Claire

CEO de su empresa y de su vida. Apasionada de la lectura y la escritura.

2 Comentarios
  1. Cuanto amor y ternura reflejado en un poema… palabras del corazón ♥️ con una historia de vida con tanto amor.
    Impresionante 👏🏻 lo leo una y mil veces más y no me cansare de leerlo.

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