Una noche de agosto, tumbada en un muro de hormigón, mientras esperaba ver la lluvia de Perseidas; le hablé a las estrellas de ti, les conté cómo imaginaba volver a verte: llevando un vestido rojo de flores, zapatos blancos, cabello suelto, corriendo hacia ti para saltar a tus brazos, abrasarte, besarte y decirte: “bienvenido a…
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