Has de saber que, al susurrarme, todas las partes de mi cuerpo gritan rogándome que no pares. Si alzaste una copa fue para brindarnos y no para abandonarnos en una bonita frase. Si las espinas no arañasen, nunca podríamos hablar de la belleza de la sangre ni de la historia de una herida. Qué bonito…
Redactoras