El tiempo es como un péndulo que se alimenta de la inercia del vacío. Camina en círculos, va y viene. Me lleva y me devuelve, al punto de partida. Ya no deshago maletas. Ya no me instalo, no cuelgo la ropa ni plancho las camisas. Me acostumbré a decir adiós con la mano, a despedidas…
Redactoras