Mírate, encadenando un cuerpo tras otro, buscando calor en refugios fugaces que prenden deprisa, que arden y se esfuman dejando cenizas y polvo. Mírate dentro. Abrazas intentando sentir algo dentro del hueco donde antes hubo un corazón. Quitándote la ropa antes que el miedo, huidiza, breve y vacía. Corriendo en dirección al desastre. Ya no…
Redactoras