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No son 72 monstruos. Son tus vecinos, tus hermanos, tus amigos

«72 mujeres violan repetidamente, durante 10 años, a un hombre inconsciente que era drogado por su esposa».

Vuelve a leerlo.

¿Imaginas que este titular fuese el de una noticia real?

Estaríamos hablando quizá de una «venganza feminista», de una «rebelión feminazi», incluso de una «guerra abierta contra los hombres». Y sin duda esta noticia tendría consecuencias. No hablo de cárcel para las implicadas, sino de una contundente respuesta social. Los actos feministas tal vez fuesen silenciados, condenados o prohibidos. En los lugares del mundo donde todavía no lo son, quiero decir.

Sin embargo, el titular de la noticia real es: «72 hombres violan repetidamente, durante 10 años, a una mujer inconsciente que era drogada por su marido». Esto quizá nos impacte menos. Por costumbre, me temo. Y es que este espeluznante suceso se nos cuela entre los cánticos pederastas de Antonio Martín Hernández desde el escenario de las fiestas de su pueblo, el asesinato de la atleta Rebecca Cheptegei a manos de su esposo y la detención del futbolista Rafa Mir por presunta agresión sexual. Pero es que hace solamente una semana estábamos hablando de las agresiones sexuales en las fiestas de Ontinyent, del agresor a la menor en Tarazona y del condenado por retener y agredir sexualmente a su pareja en un local de Vitoria. No hay descanso. El abominable hecho llevado a cabo por Dominique Pelicot sobre su esposa Giséle es un suma y sigue de lo que pareciera que tuviésemos que normalizar, como hemos normalizado la situación de las mujeres en Afganistán, Siria, Congo, Chad… Una noticia arrastra a la otra hasta nuestra total anestesia. Esta es la terrible cotidianidad.

¿Y qué estamos haciendo al respecto? Yo escribo y sé que no es suficiente. Escribo cuando querría quemar las calles. Escribo quizá para no hacerlo. Muchas mujeres publicamos nuestra indignación en redes sociales. No tantos hombres lo hacen cuando estos son los temas. Una amiga me dijo ayer: «Les echo de menos. Su silencio es atronador». Y quizá un post o un story no cambie nada, pero es una declaración de intenciones, una manera de posicionarse ante el mundo, de sabernos acompañadas. Por eso es importante que los hombres tampoco callen ante la violencia sistemática ejercida contra nosotras por otros hombres. Sí, señores, por otros hombres. #notodosloshombres pero #siemprehombres .

Y si usted quiere perder el tiempo en señalarme la excepción o responsabilizar a las mujeres que no denuncian, yo no tengo tiempo para usted. Y si lo que usted tiene es miedo a ser señalado, ubíquese en el lado del verdadero miedo. Las mujeres hemos tenido vergüenza por haber sido agredidas, vergüenza por no haber denunciado al agresor de una amiga, al padre, al abuelo, al tío, vergüenza de hablar, vergüenza de callar… Basta. Es hora de que la vergüenza la sientan los que todavía no la conocen.

Cuando las feministas señalamos un problema lejano somos acusadas de no resolver los cercanos. Y también viceversa. Para los negacionistas del machismo no hay una feminista buena porque hasta para ser mujer feminista tienes que ser mujer perfecta. Entérense: No nos vale el traje que el statu quo nos ha diseñado. Hay más de la mitad de la población a la que se trata, se observa y se juzga con distinto rasero. Sí, claro, en unos lugares más que en otros, y aquí habla una privilegiada. Déjennos ya existir en paz. La mayoría de nosotras somos feministas en prácticas, como dice una amiga mía, criadas en la misma sociedad que ustedes, señores. Pero nosotras nos leemos, nos escuchamos, nos animamos a denunciar entre nosotras, aprendemos cada día a ser mejores mujeres y mejores feministas. Mejores para nosotras y por nosotras, que ya toca. Mírense entre ustedes también, hagan el favor. Que estos 72 hombres no son monstruos, son sus vecinos, sus hermanos, sus amigos. Y créanme, se van a sentir mucho más débiles e incapaces de hacer daño si saben que mujeres u hombres, sin excepción, estarán observándoles y denunciándoles. Únanse a esta causa, que es de todos. Y que se note, que se les oiga; estoy segura de que ustedes también pueden ser mejores.

Cayetana Cabezas

Actriz gallega, escritora, arquitecta y mucho más.

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