Esta redacción está dedicada para cualquier estudiante que alguna vez se ha sentido mal consigo mismo por suspender o que está a punto de recibir la noticia, para que sepan algo muy importante: No pasa nada.
Este es mi último año antes de comenzar una nueva etapa, la vida adulta, ser universitaria. Una etapa llena de cambios, en su mayoría emocionales. Aunque primero tengo que acabar de afrontar, el temido y tan criticado “2ºBACH”, un curso capaz de provocar frustración y nostalgia al mismo tiempo, sintiendo así, infinidad de emociones, en su mayoría frustración o tristeza, al someterse a una presión constante por parte del sistema educativo, de la cantidad de temario, y principalmente, por los exámenes, temidos por muchos porque su resultado “supone su futuro”, cuando esto es completamente falso.
El objetivo de esta redacción es ayudar a cualquier estudiante que ha pasado por una palabra llena de prejuicios y engaños, “suspender“. Una palabra, que para muchos tiene el mismo impacto que un volcán en erupción. Una palabra tan poderosa, que es capaz de derrumbar a una persona, y mucho peor, “suponer” su validación como ser humano.
La realidad, tristemente, es que vivimos en una sociedad en la que una cifra, un decimal, una milésima define el futuro de una persona, que se ve en peligro si no se llega a ella, provocando dolor, frustración o autoexigencia, todos evitables con la unión de tres palabras: No pasa nada.
Bachillerato no es fácil, hay que currárselo, pero ante todo somos humanos, que tenemos derecho a suspender, a frustrarnos, a llorar, a gritar, pero nunca debemos permitir que una cifra nos defina como persona.
Todos debemos valorarnos a nosotros mismos, cada uno debe saber que el que se esfuerza y tiene un objetivo, es capaz de lo que sea, y si se tienen altibajos, como suspender, es lógico y razonable, es parte del proceso y no supone el fin del futuro ni motivo para dejar de luchar por los sueños.
Si transmitimos que no nos afecte la opinión de los demás, transmitamos también que no nos afecte un número.
Así que, quien este leyendo esto y se identifique con mis palabras, recuerda que suspender un examen no significa que no sepas derivar, no sepas hablar cuatro idiomas o no conozcas el pretérito pluscuamperfecto del verbo tener, es tan sencillo como entender que un estudiante no es un robot es ser humano, que puede pasar por malas rachas, y sigue siendo igual de valido que aquel que haya aprobado.