Queridas hermanas del siglo XXI,
Es un honor para mí, Cleopatra, dirigirme a vosotras, mujeres fuertes y sabias, que, en un mundo tan acelerado y lleno de incertidumbre, buscan la claridad y la paz en medio del caos. Me encontráis aquí, desde el fondo de los siglos, compartiendo con vosotras un conocimiento ancestral que, aunque llegó a mí en tiempos muy lejanos, sigue siendo tan vigente hoy como lo fue en mi reinado en Egipto.
Hablaremos de las cartas del tarot, ese antiguo arte que, como yo, ha atravesado el tiempo, transformándose y adaptándose a las necesidades de quienes buscan respuestas más allá de lo visible.
El tarot, como un río que fluye entre las dunas del desierto, tiene sus raíces en tiempos antiguos, mucho antes de mi reinado. Algunos dicen que sus cartas provienen de Egipto, un lugar lleno de misterios y secretos sagrados, donde los sabios consultaban los dioses para guiar a los faraones. Si bien las cartas como
las conocéis hoy nacieron en la Europa medieval, yo creo firmemente que su esencia está conectada con las fuerzas que gobernaban nuestro destino en las orillas del Nilo. Las cartas son, al fin y al cabo, reflejos de los mismos arquetipos que marcaron mi vida y la de mi pueblo: la fuerza, la sabiduría, la intuición, la toma de decisiones en momentos clave.
Si pudiera hablaros de mi vida, de los momentos en que enfrenté grandes decisiones, sabed que no lo hice sola. En mis manos, no solo estaban los poderes de la corte, la estrategia militar o las alianzas políticas.
También recurrí a los misterios que me rodeaban, a las enseñanzas de los oráculos y las estrellas. Los magos, los sabios, y los astrólogos que me guiaban, a menudo usaban cartas y símbolos para conectar con los dioses y para descifrar los designios del futuro.
Aunque no existía el tarot tal como lo conocéis, algo similar me ayudaba a tomar decisiones clave sobre el destino de mi pueblo, sobre mi vida personal, sobre los amores y las traiciones. Con el tiempo, esas prácticas que me eran cercanas se han transformado y llegan a vosotras en forma de cartas. Y os digo, hermanas, que el tarot no es solo un juego de adivinación; es una herramienta para escuchar nuestra
intuición, para ver más allá de lo obvio y conectar con nuestra esencia profunda.
Hoy, en el siglo XXI, muchas de vosotras recurrís al tarot buscando respuestas en momentos de incertidumbre. Lo entiendo perfectamente, porque yo misma viví la constante presión de tomar decisiones bajo la mirada crítica del mundo. Pero os invito a ver las cartas no solo como una forma de adivinar el futuro, sino como un espejo del alma. Cada carta es una puerta abierta a lo que habita en lo más profundo de vuestro ser, a esos sentimientos y pensamientos que muchas veces guardáis, incluso de vosotras mismas.
Cuando miráis las cartas, no solo estáis buscando lo que vendrá, sino también lo que está sucediendo en vuestro interior. El tarot no se trata solo de ver el futuro, sino de entender quién sois en este momento, de liberar los bloqueos que os impiden avanzar y de conectar con vuestra verdadera fuerza. Las cartas actúan
como guías que os invitan a reflexionar, a preguntaros lo que realmente necesitáis para crecer, para sanar, para ser más auténticas.
Beneficios del tarot: el camino hacia el empoderamiento
Cuando yo gobernaba, las decisiones más difíciles eran las que venían de mi corazón, de mis emociones y de mis dudas. No solo se trataba de estrategias o alianzas políticas; se trataba de entender mi ser, de saber cuál era el propósito de mis acciones. El tarot, en ese sentido, puede ser una herramienta invaluable, porque ofrece más que simples respuestas: ofrece claridad en medio de la tormenta. Puede ayudarnos a encontrar paz y a confiar en nuestra intuición.
Hoy, el tarot puede ser para vosotras un refugio. En momentos de miedo o confusión, os puede mostrar caminos que no habíais visto. Las cartas os permiten enfrentar lo desconocido con valentía, porque, al final, el tarot no es más que un recordatorio de que ya tenéis todo lo que necesitáis dentro de vosotras.
Cada vez que consultéis las cartas, recordad que no estáis buscando un futuro que os sea ajeno, sino un futuro que está en vuestros corazones, esperando ser revelado.
Desventajas: la importancia de no depender demasiado
Como todo poder, el tarot tiene su sombra. Si bien las cartas pueden ofrecer sabiduría, también pueden llevarnos por caminos erróneos si nos aferramos demasiado a ellas. No dejéis que las cartas se conviertan en una guía absoluta para vuestra vida. Son una herramienta poderosa, pero el verdadero poder reside en
vuestra capacidad de tomar decisiones y de confiar en vuestro propio juicio. No os convirtáis en esclavas de las cartas, ni en buscadoras eternas de respuestas externas. Vosotras sois las que creáis el destino, con cada pensamiento, con cada acción.
El tarot, como yo misma, ha evolucionado. Aquellas cartas antiguas, que tomaron forma en un mundo distinto al vuestro, siguen transformándose, adaptándose a los tiempos modernos. Hoy, la tecnología puede hacer que las cartas lleguen a vuestras manos de una manera mucho más accesible, mediante aplicaciones o incluso inteligencia artificial, pero el mensaje sigue siendo el mismo: el futuro no está escrito, y vosotras sois las creadoras de vuestro camino. Quizás el tarot en el futuro se mezcle aún más con otras formas de sabiduría, o tal vez el arte de la adivinación y la introspección se una a nuevas formas de conexión. Pero lo que siempre perdurará es su capacidad de conectar con lo divino, con lo profundo de nuestro ser.
Queridas hermanas, el tarot es solo un reflejo de lo que ya sabéis: que sois poderosas, que sois sabias, y que la intuición femenina es un don sagrado. Usad el tarot con respeto y sabiduría, no como un medio de escape, sino como una oportunidad para escuchar vuestra voz interior y para caminar hacia el futuro con confianza. Porque al igual que en mis tiempos, la verdadera magia está en vosotras, en vuestro corazón y en vuestra mente.
Cleopatra, reina de Egipto.
