Creo que es la primera vez en mis casi 44, años que vivo una situación como la que nos está afectando ahora mismo a toda la humanidad y #quedándomeencasa he reflexionado sobre muchas cosas que quiero compartir con ustedes.
La primera y principal es que la fuerza más poderosa ahora mismo en el planeta Tierra no es el Coronavirus, es y siempre ha sido el AMOR. Si fuéramos más conscientes de la fragilidad de la vida en nuestro día a día, quizás viviríamos de otro modo, dando amor, generosidad y apoyo como muchos de nosotros estamos haciendo ahora.
¿Un mundo deshumanizado?
Es cierto que hay muchas personas en este planeta que son seres humanos espléndidos, filantrópicos, que prestan su servicio y ayuda a los que más lo necesitan, pero eso pocas veces sale en las noticias. Pareciera que la situación más generalizada sea otra bien distinta.
Vivimos preocupados por cómo podemos ganar y facturar más y no por cómo puedo ayudar y servir mejor a la sociedad, nos quejamos de lo que falla en el sistema, en el país, y no nos paramos a agradecer lo que sí funciona y que otros países desarrollados desearían poder tener.
“Los que ocupan cargos políticos no asumen responsabilidades, juegan con nuestro dinero y nos mienten”
Enseguida criticamos y juzgamos, en lugar de entender y empatizar con el otro. Echamos culpas hacia fuera pero rara vez miramos hacia dentro y nos responsabilizamos de nuestros actos.
Somos seres sociales que necesitamos relacionarnos pero cada vez vivimos más distantes gracias a la tecnología, pegados a la pantalla de los móviles, en lugar de entablar conversaciones espontáneas y cercanas en nuestro entorno.
Nos estamos cargando la gran casa en la que vivimos, el planeta.
El mayor virus: la soledad e incomprensión del ser humano
En España, el suicidio lleva siendo la primera causa de muerte no natural durante 12 años y no remite. Una muerte cada dos horas y media, diez al día, esos son los datos de España. El deseo de morir surge como respuesta a una crisis vital, muchas personas pierden las ganas y el sentido de la vida cuando deben enfrentarse a una situación de dolor emocional intenso, vivido como intolerable y aparentemente interminable.
Si hablamos de datos estadísticos sobre suicidio a nivel mundial, hablamos de 800.000 al año. El 79% de los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos.
Pero de este virus nadie habla, y si lo comparamos con los casos que hasta ahora tenemos de coronavirus hay una gran diferencia: 150.000 casos de contagio en más de 140 países del mundo y más de 5.000 fallecimientos hasta ahora.
El futuro que nos espera
Aún no sabemos cuánto tiempo va a durar esta pandemia, cuánto tiempo nos tenemos que quedar en casa, con negocios cerrados, con niños sin poder ir al colegio, con deberes, facturas y obligaciones que gran parte de la población tiene que asumir sin tener ingresos suficientes para hacerlo, con otro aumento del desempleo. Se avecinan tiempos difíciles que no me extrañaría que hicieran aumentar las cifras de suicidios mencionadas anteriormente si no se actúa para evitar que esto suceda.
Hay esperanza
Considero que este momento de crisis mundial debe hacernos pensar mucho y sobre todo producir un cambio en la forma en la que estamos viviendo y todo se resume en amar más y mejor:
- Piensa cómo puedes dar lo mejor de ti y servir a los demás con lo que sabes hacer (el dinero es consecuencia de ello). Pon tu foco en dar y servir, en lugar de lo que vas a obtener
- Agradece cada día por levantarte, tener un techo, comida en la nevera, un sistema sanitario al que puede acudir aunque no funcione siempre bien y existan listas de espera, por tener un trabajo y un sueldo digno
- Pedimos encarecidamente a los políticos que escuchen las necesidades de la población, que inviertan bien los recursos y ayudas, que promuevan más el empleo y las necesidades sociales y mentales como disminuir los suicidios en lugar de las fiestas. Que ayuden al emprendedor y empresario que lo va a pasar bastante mal.
- Practiquemos la comprensión y la empatía en lugar de la crítica y el juicio.
- Asumamos nuestras responsabilidades, sobre todo si nos equivocamos en lugar de culpar, porque somos responsables de nuestros actos y decisiones.
- Cuidemos nuestro planeta, que es el único que tenemos.
- Ayuden a los que más lo necesitan en esta tragedia del Coronavirus, y sobre todo sean responsables, no salgan de casa y consuman lo justo y necesario para que haya suficiente para todos.
Y lo más importante, amen de verdad estando más presentes en la vida de sus hijos y de sus seres queridos, compartiendo tiempo con vuestros mayores, con aquellos que viven solos, con los adolescentes que se refugian en las redes sociales y quizás se sientan solos e incomprendidos, con los empresarios que no lo van a pasar nada bien en los próximos meses.
“Recuerden que la fuerza invencible y más poderosa es el AMOR”