Hoy en día, es común escuchar en los bares a todo tipo de personas hablando de series. Y es que, a pesar de que su consumo sea prácticamente individual, (reconozcámoslo, nunca esperas a tu pareja para ver el siguiente capítulo) las series dan mucho de que hablar, muchísimo.
En una de esas conversaciones, puse la oreja y escuché un pitch de GLOW:
“son un grupo de chicas que se dedican a la lucha libre”.
De primeras, he de confesar que no me generó curiosidad, pero todos hemos tenido un día de resaca de domingo. El cansancio y el algoritmo de Netflix me lo pusieron muy fácil. Y caí, caí de tal manera que a día de hoy he devorado sus tres temporadas.
Lo siento por el chico del bar, pero GLOW es mucho más que un grupo de chicas que se dedican a la lucha libre, eso es solo la superficie. Ambientada en los años ochenta, la serie comienza con una traición entre amigas, Ruth y Debbie, dos mujeres completamente diferentes, pero a su vez complementarias. Ruth nos enseña su propia versión de antiheroína, acumulando fracasos profesionales en la vida. Mientras que su amiga y antítesis, Debbie, es un prototipo de mujer perfecta que lo pierde todo. Es a partir de aquí, cuando entran a formar parte de un grupo de mujeres con múltiples heridas emocionales que deben tapar con el fin de mostrarse fuertes para el público de la lucha libre.
No hay que profundizar demasiado para comprender las motivaciones inconscientes que hay detrás de cada una de ellas. Lo verdaderamente interesante sucede cuando los focos se apagan e irónicamente dejan ver la agridulce realidad de cada una de ellas. En esta última temporada, GLOW nos ha permitido ahondar de una forma más intimista en los problemas individuales de cada una de ellas, dando lugar a un emotivo discurso sobre la sexualidad, su cuerpo y las dificultades que se les plantean por el simple hecho de ser mujeres. Las circunstancias son difíciles, pero el apoyo entre unas y otras resulta conmovedor e inspirador, pues son mujeres que a la hora de trabajar se convierten en rivales.
Cada una de ellas tiene un perfil definido con arcos cuidadosamente pulidos que se superponen con una coordinación asombrosa y que, a su vez, encuentran sutiles puntos en común donde demostrar una amistad en constante crecimiento. Ahora que has terminado el artículo, me dispongo a hacerte mi propio pitch para que puedas disfrutar tanto como he disfrutado yo de esta serie: ambientada en los años ochenta.
GLOW es una serie embaucadora de mujeres únicas que se unen, literalmente, en una lucha común.