El negocio de las bodas y los babyshower

Se supone que el hecho de casarse o tener hijos es fruto del amor y no del dinero, pero por desgracia vivimos en un mundo que ha hecho de esto un verdadero negocio.

Tenemos la costumbre de pagar por ir a las bodas y así empieza el comercio. Se comienza pagando el cubierto hasta acabar comprando el cuco que tenemos que pagar para quedar bien en la babyshower.

Pero lo peor viene cuando se hacen comparaciones de lo que paga un invitado u otro. 

¡Estamos locos! 

Si te casas puede que sea por amor (no olvidemos que el contraer matrimonio es un contrato) porque en teoría quieres a esa persona y crees en el amor eterno, y bueno, prefiero no detenerme en ese punto porque daría para escribir una saga sobre la eternidad y el amor postizo que aprendimos con Disney. 

¿La gente se casa por amor o por pagar la luna de miel y tener unos cuántos días de vacaciones? ¿ Por qué en la invitación de la boda a veces se añade el número de cuenta? 

Si una familia se encuentra en paro, ¿para ellos esto es una invitación o una auténtica carga? 

Esperemos que lo próximo no sea tener que pagar el divorcio o acabar llevando la comida al funeral como hacen los americanos, que los españoles, tenemos esa manía de acabar imitando las costumbres norteamericanas.

¿Por qué somos borregos y hacemos todo lo que el mundo hace sin pararnos a pensar en el trasfondo que acarrea? ¿Por qué comercializamos con algo tan bonito como es el amor o el nacimiento de un bebé? 

Dejemos de capitalizar los sentimientos, si te quieres casar adelante y si quieres tener hijos mejor que mejor, pero si lo celebras no hagas que tus familiares y amigos se sientan en deuda, hazles sentirse bien, sin compromisos, y  si te quieren regalar algo que lo hagan porque les nace de dentro, no por la obligación de tener que hacer lo que todo el mundo hace.

Porque el corazón  y la verdadera amistad no entiende de postureos, entiende de  libertad.