Tengo versos guardados para dedicarle a alguien algún día, una carpeta de videos para hacer, planes para salir, abrazos y besos a la espera de que llegue esa persona especial. Me pongo linda e intento conocer personas, alguno debería conectar conmigo, dicen que todo llega a su tiempo y cuando menos lo esperas, pero yo sigo esperando, esforzándome. Voy a citas, tengo conversaciones banales y otras no tantas. Los tragos pasan por mi garganta mientras la esperanza de que aquella sea una persona a la cual pueda amar se desvanece. Sonrío y me río durante esas horas, pero vuelvo sola en un uber contemplando la ciudad, sigo esperando. Por eso a la mañana siguiente quedo con otra persona, deseando esta vez sentir algo, y anhelando mucho más que aquél sienta algo más que un mero deseo por mi cuerpo.
Aspiro a un abrazo sincero, necesito confirmar la creencia de que pueden amarme una vez más, me gustaría no estar tan sola en esta gran ciudad, estar un poco más acompañada, porque la soledad ya se volvió muy monótona, y por más que la quiera, hay experiencias que no me las puede brindar, y perderme de algo tan lindo durante años no es una opción.
Mi problema es que no distingo entre ojos de lascivia y ojos de amor, tal vez nunca me miraron de la segunda manera, y no tengo como compararlos. Yo siempre veo desde abajo, con ojos iluminados, vivo en una ilusión y cuando se esfuma me quedo en el fondo sabiendo que elegí estar allí, y no se por que. Solo sé que me tiraré de cabeza otra vez.
Dijeron que “no me ven de novia” y es porque no me conocen, no saben lo que escribo en mis notas y diarios, no saben que soy una romántica empedernida, un poco chapada a la antigua, no saben que tengo regalos pensados para quien tenga la suerte de comprenderme y poemas atragantados esperando para ser dedicados.
No saben que soy, a veces, cariñosa, que a alguien especial no me cansaría de besar, nunca vieron mis ojos brillar, o no estuvieron lo suficientemente atentos para verlo. Lo último que por sus mentes pasa, es que mi sueño es bailar con alguien que me haga volar.
Por las noches, por mas fria y enfocada que parezca desde fuera, me imagino a alguien que sepa guardar mis lágrimas cuando mi almohada ya no puede contenerlas.
Quiero alguien que me abrace por la espalda y me haga asustar, alguien que me corra el pelo y me sepa besar, ¿es mucha ambición pedir caminar acompañada, estar cara a cara, reir sin pudor?. Aunque parezca raro ansío enojarme y pelear por cosas banales, sentir y vivir. Me gustaría dejar de buscar por las calles, hablar por mensajes, salir del boliche con alguien llamado nadie.
Algún día voy a dejar de imaginar para tener algo real.
