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Dulces sueños Lania

sueños

Normalmente suelo despertarme temprano. Apoyo un pie , siempre el derecho, encima de mi sueco de terciopelo, apoyo el otro y mientras mi torso se eleva pienso en qué cojones me ha pasado y cómo es posible que haya pasado tan rápido el tiempo desde mis 17 hasta ahora , mis 38.

Jamás pensé llegar, también te lo digo. La manía tan dramática que tenemos de decir “yo a los 30 no llego”, sería un punto de investigación bastante buena, donde se revelarían muchos problemas mentales en la sociedad. Total, que nunca acertamos y sinceramente “démosle gracias al señor”.

Voy directa al espejo de mi cuarto, que por cierto tiene una luz led en su alrededor, que es capaz de despertar a un muerto. Me miro, sonrío, pongo cara rara, me aloco el pelo, ¡Madre mía! ¿Cómo es posible despertar así? Intento no hacer caso a mis pensamientos internos, los cuales estoy tratando de enderezar y me voy para la cocina. ¡Mi café lo primero!

No sé qué tiene el dichoso café , que le das un sorbo y parece que se te reinicia la vida. Mientras se hace, me asomo a la ventana y me quedo por un minuto mirando a la nada. Como se suele decir “en pesca”. Poco se habla de estos minutos tan fenomenales, es como que tu cuerpo se paraliza y tus ojos se quedan mirando a un punto fijo. Creo que son los mejores minutos del mundo . Normalmente llega alguien y te da la “típica” palmadita en la cara y tú en el despertar del trance , la ves , aún como que sin nitidez, con una sonrisa de oreja a oreja y a ti, por supuesto, no te hace ni pizca de gracia.

Mi despertar, en este caso, lo produjo el olor a café que ya estaba listo. Hoy, no tenía que trabajar, bueno sí, o no, me explico. Trabajo en mi casa… ¡sí!, ¡qué
suerte!, dicen algunos. Pero no. Para mi no es una suerte y explico el porqué.
No tengo amig@s de trabajo. Fin.

Mis reuniones las compongo yo sola y mi pc. No tengo problemas en el trabajo,
evidentemente y eso a veces frustra. Todos sabemos lo importante que es mandar a la gente a la “mierda” a veces y lo bien que sabe si son compañeros u enemigos de trabajo.

Trabajo para mí, soy Psicóloga y suelo trabajar en casa, mis pacientes vienen a mi
despacho o hago terapia online. Así que a veces, pasan cosas, como que algún paciente te deja tirada , poniéndote alguna excusa. Lo que ellos no saben es que yo ya me las sé todas (ahora visualízame con las gafas negras en plan “soy la puta ama”).

Decido irme a la playa, que la tengo a dos pasos y nunca voy. ¿Por qué? Pues no lo sé. Lo único que sé es que si viviese en el interior de la jungla, vendría casi todos los días o todos. Esto es como todo, cuestión de interés. Voy caminando, así hago algo de deporte. Al llegar, veo que hay alguien más en la playa y realmente me resulta súper conocido, pero como mis ojos miel, no suelen ver con claridad a más de 1 metro, decido esperar hasta acercarme un poco más .

En esta playa, nunca suele haber mucha gente ya que las corrientes de agua son tan grandes que da un poco de miedo. A mi no, a mi no me da miedo nada . Nada ,
exceptuando yo misma “en ocaciones”. Estiro mi toalla de cocos rosada y amarilla, me quito la ropa y tiro mi cuerpo serrano al “sol”. Cierro los ojos, ¡Dios mío, qué bien! . En estos momentos me pregunto por qué no vengo todos los días .

-¡ Hola Rubia! – me dice una voz más que conocida-
Levanto la vista, ¡joder, el puto sol! ¡no veo nada! .

-Ja Ja Ja , ¿Cómo estas Lania?,¡Cuánto tiempo sin vernos!- dijo.

Por fin, logro abrir los ojos como dios manda y aflojo los músculos de la cara.

-Eh… ¡hola Roy! , ¡sí, cuánto tiempo!, ¿y tú por aquí? -dije con voz cortante-

-Pues , hoy tuve día libre y me apeteció recordar viejos momentos- me dijo con
voz pícara.

-¡Pues el día está bueno pa’eso!- contesté sin saber qué decir.

Roy fue un novio que tuve. No contaré mucho de este tema, solo diré que :
¡toma,toma,toma, que nos volvimos a encontrar! ¡tomaaaa!. Voy a darme un baño, Roy se queda en mi toalla y así aprovecho y le muestro lo que se ha perdido estos años atrás. A parte, llevo 1 mes en el gym y se nota. El enano de mi cabeza está saltando a una pata. Mi rostro serio, como si estuviese enfadada. ¡Debería haber sido actriz, mira que mi madre me lo decía! En realidad estuvimos juntos poco tiempo, pero nos lo pasábamos genial y en cuanto al sexo… de lo mejorcito que me ha tocado. No recuerdo que me importase mucho su partida en aquel momento, así que no se ni por qué me hago la enfadada.

Entro al agua. Intento hacer algún gesto “de sirena”, meto mi torso en el agua, saco el culo, y así varias veces. Salgo del agua , como si estuviese en un anuncio de algún perfume caro y lo busco. ¡No está! -¿Dónde te has metido Roy, puto Roy?-pienso.Noto algo que me toca el pie… ¡Aquí está!

-Hacia tiempo que no tocaba esta piel- me susurra al oído.

-Lo sé – le dije tocándole el pelo

-¿Por qué estás mejor que años atrás?-me dice

-El gym, la tranquilidad, la playa- le dije mientras tocaba su torso.

Roy sonríe , me besa, yo no doy crédito pero me dejo llevar, sigue siendo el mismo de aquel entonces. Se va acercando cada ves más, lo noto, lo huelo, huele igual. Por un momento mi mente se remonta en aquella quedada con Roy, 20 años atrás.
Después de una escena un poco erótico-festiva, salimos del agua y como dos auténticos desconocidos, cada cual fue a su toalla. Nos miramos, me acosté , miré al sol deslumbrante y …

-¡Lania! ¡Lania!- escuché-

-¡Despierta! ¡Despierta!

Intento abrir un ojo, como pude y me senté en aquella toalla. Observé como me
había quemado un poco en prácticamente todas las partes de mi cuerpo.

-Pero… ¿cuánto llevo durmiendo?pregunté a aquella persona, a la que aún no
lograba ver con claridad.

-Pues, como 2 horas- respondió.

Logro incorporarme como puedo, mi hermana paseaba con su bici y me vio justo
cuando estaba en un gran momento en mi mundo de los sueños. ¡Fue tan real!
Mi hermana, Julia, me miraba con una cara extraña.

-¿Qué soñabas? -me dijo.

-¿Quién? ¿Yo? Nada, qué voy a soñar- añadí agachando la cabeza.

-Nos conocemos- comentó con una gran sonrisa.

Mientras se iba alejando con su bicicleta, me planteaba como podía tener una hermana tan pesada. Julia, era más pequeña que yo, una chica enérgica, tierna, sensible. En realidad era adorable, pero aunque la quisiera con toda mi alma, he de admitir que me sacaba de quicio, siempre lo hizo. Esta vez logró despertarme de un sueño peculiar y lleno de vida… ¡ Qué rabia!

La verdad que para sueños soy única, lo raro sería que no lo hiciera. Que por cierto, ¿qué son los sueños? Por mucho tiempo creí que eran manifestaciones de nuestro inconsciente y claro al dormir , todo se reflejaba ahí y ya está. Tuve otra etapa donde creía que mis sueños eran revelaciones secretas de mil historias y a veces, casi que premoniciones. Ahora ya, me da igual lo que puedan significar, tan solo quiero que llegue la noche y observar hacia donde se dirige mi mente, qué hace y cómo me encuentro al despertar. Oye, y sin son de “aquella” manera, pues ¡mejor! Total, a veces es lo único que nos queda del pasado, del presente y me atrevería decir que del futuro en ocasiones .

Así que … ¡velita con olor a vainilla!, le doy gracias al universo por mi día y me dejo llevar …. y, ¡qué bien!

Davinia M. Fuentes

La escritura como parte de vida y el amor por los suyos.

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