¿Qué nos está pasando? Hace 20 años yo era adolescente y pensaba que el mundo futuro mejoraría, que las generaciones a las que soñaría dar clase me harían sentir que nuestros errores iban a servir para aprender y no volverlos a cometer, pero a medida que pasan los años me vuelvo más pesimista. Llegué a pensar que dicho pesimismo surgía de que la distancia generacional entre ellos y yo iba aumentando, pero debatiendo con jóvenes de 18 sobre los que son unos años más pequeños me doy cuenta de que hace falta una profunda reflexión por parte de la sociedad.
Empezamos la conversación con que, al parecer, los celos están bien vistos y cuanto más los siente tu pareja más te quiere… Vaya comienzo, una persona llena de inseguridades le da la vuelta a una situación de “miedo a la soledad” por una de “te quiero tanto que no soporto verte cerca de nadie más”…posesión, dependencia, desconfianza. Esos no pueden ser las bases de ninguna relación sana, ni de pareja ni de amistad.
Se intenta controlar las compañías, los horarios, la conexión a redes sociales, las conversaciones mantenidas, ¿dónde queda la persona como ser individual e independiente y el espacio que cada uno merece? Les cuesta entender que estar en pareja no es compartir todo entre dos, sino complementarse uno a uno. Lo malo es que lo que ocurre en adolescentes es en gran medida un reflejo de las parejas entre “adultos”.
Educar en la empatía, en valores, en igualdad, en sexualidad, ese es, a mi parecer, el único camino para que ellos den un mejor ejemplo a las futuras generaciones.