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Cuando la ansiedad susurra, que el apoyo grite más fuerte

Y  sí, es de suma importancia poder hablarlo.

La ansiedad es una sombra que se infiltra en la vida de muchas personas, un susurro constante de miedos e inseguridades que a menudo parece imposible de silenciar. Es una lucha interna que no siempre se ve desde fuera, pero que se siente como una tormenta dentro del alma. Sin embargo, aunque la ansiedad puede hacer que nos sintamos atrapados en un laberinto sin salida, no estamos solos en esta batalla. Existen personas a nuestro alrededor que pueden ser un refugio, un faro de luz en medio de la oscuridad.

Vivir con ansiedad es como caminar con un peso invisible sobre los hombros. A veces, ese peso se vuelve insoportable, haciendo que el corazón se acelere sin razón aparente, que la mente se llene de pensamientos intrusivos, que el cuerpo se tense en un estado de alerta constante. La sensación de ahogo, el temor irracional, la fatiga emocional… todo se convierte en un círculo vicioso del que es difícil escapar. Sentimos que nadie nos entiende, que estamos aislados en nuestro propio caos interno. Pero la verdad es que la ansiedad no nos define y, sobre todo, no tenemos que enfrentarla solos.

En esos momentos de crisis, el apoyo de otras personas puede marcar la diferencia. No se trata solo de palabras de aliento, sino de la presencia genuina de alguien que nos entiende, que nos escucha sin juzgar, que nos recuerda que no somos débiles por sentirnos así. A veces, un simple “No estás sola” puede cambiarlo todo, porque nos devuelve la certeza de que hay manos dispuestas a sostenernos si nos permitimos aceptarlas. Esas palabras pueden ser un ancla en medio de la tormenta, un recordatorio de que, aunque nuestra mente nos haga creer lo contrario, hay personas que nos aman y que quieren vernos bien.

Las personas que nos rodean pueden ayudarnos de muchas maneras. Un amigo que nos ofrece su hombro cuando sentimos que todo se derrumba, un familiar que nos acompaña en los momentos más difíciles, un terapeuta que nos brinda herramientas para gestionar nuestros miedos. Cada gesto de apoyo, por pequeño que sea, tiene un impacto enorme. A veces, una llamada inesperada, un mensaje cariñoso o un simple “Estoy aquí para ti” pueden hacer la diferencia entre un día oscuro y un día un poco más llevadero. La ansiedad nos hace creer que estamos solos en nuestra lucha, pero la verdad es que siempre hay alguien dispuesto a caminar a nuestro lado.

Desde mi propia experiencia, sé lo difícil que puede ser. Sé lo que es despertarse sintiendo un peso en el pecho, como si el mundo se hubiera vuelto demasiado grande y mi cuerpo demasiado pequeño para soportarlo. Sé lo que es querer hablar y no encontrar las palabras, tener miedo de preocupar a los demás o sentir que no hay salida. Pero también sé lo que es recibir un mensaje de alguien que simplemente dice “Estoy aquí”, y que esas palabras se conviertan en un salvavidas. Sé lo que es descubrir que el camino no lo tengo que recorrer sola.

Es importante aprender a pedir ayuda. A veces, el orgullo o el miedo al rechazo nos impiden compartir lo que sentimos, pero hablarlo puede ser el primer paso para encontrar alivio. La ansiedad no define quiénes somos; es solo una parte de nuestra historia, una que podemos aprender a manejar con el tiempo, el apoyo adecuado y la confianza en que, poco a poco, podemos recuperar la calma.

No hay vergüenza en necesitar ayuda. No es signo de debilidad buscar apoyo, sino de valentía. Porque enfrentarnos a nuestros miedos, aceptar compañía y dejarnos cuidar es, en sí mismo, un acto de amor propio

Nadie debería atravesar esta lucha en soledad. Si bien la ansiedad puede hacernos sentir vulnerables, también nos brinda la oportunidad de descubrir la fortaleza que habita en nosotros y en quienes nos rodean. La sanación no es un camino lineal; habrá días buenos y otros más difíciles, pero cada pequeño paso cuenta. No estás sola. Si sientes que el peso es demasiado, que la oscuridad te envuelve, recuerda que hay quienes te aman y quieren ayudarte. Habla, comparte, permite que otros te sostengan cuando sientas que no puedes más. Todos, en algún momento, necesitamos apoyo. Y eso está bien.

Y en medio de la tormenta, en los días en que la luz parece distante, recuerda estas palabras:

Entre sombras busco el alba,

mi pecho anhela la calma,

las estrellas me susurran

que aún hay luz en mi alma.

La ansiedad puede ser un enemigo persistente, pero no es invencible. Con el apoyo adecuado, con la paciencia de quienes nos aman y con nuestra propia determinación, podemos aprender a respirar, a soltar el miedo y a vivir con mayor serenidad. Y cuando sintamos que la tormenta arrecia, recordemos que siempre habrá alguien dispuesto a caminar a nuestro lado hasta que el cielo vuelva a despejarse.

Elisa Jhoselinia Susanibar Carlos

Una escritora y apasionada por la poesía.

2 Comentarios
  1. Podría decir muchas cosas pero los invito esta frase es muy poderosa …
    ,,,,,,,,,,, Recuerda DE LA Noche Más
    ,,, Oscura El Sol brilla Más
    ,,,,,,,,, Fuerte Asies La Esperanza
    ,,, Que Dios Noz Ofrece..

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