A veces siento rabia ante algunos aspectos de la sociedad, por ejemplo, cuando veo infinidad de edificios vacíos y a familias en la calle desahuciadas de sus casas, las cuales muchas quedarán vacías; “es propiedad del banco” dicen algunos, y yo me pregunto… ¿por qué el banco y el estado quiere tantos pisos sin familias en su interior?, tenemos una infinidad de pisos vacíos a nuestro alrededor y familias en la calle, algo no cuadra.
¿Por qué se movilizan muchos más recursos ante un piso de este tipo ocupado que ante la violencia que sufren en el día a día distintos colectivos sociales?; hace poco nació la plataforma de @bomberxscontralosdesahucios, en la que un gran número de profesionales de este gremio mostraba su rechazo a ejecutar o ser cómplices de los desahucios que se llevan a cabo día tras día, ¿en qué momento se emplearon las instituciones para ejercer violencia sobre los más vulnerables?, ¿qué ocurre cuando “el malo” o los agresores están dentro de esas instituciones?.
Pasa que no nos queda otra que ser la propia ciudadanía quien crea redes de apoyo y cuidado y quien se protege ante quien debería protegernos y cuidarnos pero no lo hace; bueno, si eres una persona cisgénero, blanca, de nivel medio o alto y acorde a las “normas” sociales y roles de género puedes contar con algunos privilegios más que quien se sale de esa asfixiante normalidad en la que todos, en mayor o menos medida, debemos suprimir o esconder algún aspecto de nosotros para encajar del todo.
Eso sí, mucho cuidado con esto de organizarse, porque como se haga demasiado bien o como demostremos pequeños indicios de que juntos somos capaces de mucho más de lo que creemos el estado pasará de jugar ese hipócrita papel de “protectores” para ejercer control sobre diferentes tipos de movimientos sociales a través de infiltraciones policiales; este tipo de comportamientos conlleva engaños y jugar con la confianza, la dignidad y la vulnerabilidad de las personas que sufren este tipo de violencias, ¿bajo que marco teórico-práctico se están llevando a cabo?, ¿Cuáles son los límites legales y éticos del uso de relaciones sexo-afectivas por parte de agentes policiales infiltrados?.
Desde Junio de 2022 hasta el momento actual han sido 9 los agentes infiltrados que se han identificado, el ministerio de interior se niega a investigar acerca de este tema por evitar “una caza de brujas dentro de los movimientos sociales“, pero ¿no sería más fácil y supondría mayor protección para la ciudadanía el poder identificar este tipo de prácticas y el perfil de estas infiltraciones policiales en vez de tener que estar atentos a que la persona de nuestro lado pueda ser en realidad un policía?.
¿Protección o control?, ¿hasta qué punto nos podemos fiar de instituciones que violan los derechos y la dignidad de las personas por, aparentemente, evitar un mal mayor?
Siguen aumentando las casas vacías y las familias sin hogar, y ante un estado que ejerce más control que protección sobre la ciudadanía sólo queda seguir tejiendo redes de apoyo, protegernos nosotros de ellos cuando hagan uso de artimañas basadas en la violencia, directa e indirecta, y hacer de la diversidad de realidades nuestra mayor riqueza como individuos y sociedad, y que esta no sea atacada ni eliminada en manos mucho más expertas en golpear, sin importar el contexto, que en sostener, acompañar y arropar.