Muchas personas no saben dónde estás. Algunas piensan que estás en África, tal vez porque te confunden con Guinea Ecuatorial o porque su única referencia es tu equipo de fútbol, compuesto, hasta hace unos años, únicamente por jugadores afroecuatorianos. Cuando pienso en esto me parece bastante cómico, es una de las peculiaridades de haber nacido en uno de los países más pequeños de América del Sur.
Yo nací en ti, el país de La Mitad del Mundo. Suena romántico y un poco presuntuoso, pero es la verdad. Por ti cruza la línea ecuatorial que divide al planeta en dos hemisferios iguales. Aquí puedo tener un pie en el Norte y otro en el Sur al mismo tiempo. De ahí tu nombre, Ecuador.
Hace un par de años, no tenía más ganas de vivir aquí. No es que no te amase, pero después de vivir en el mismo lugar durante toda mi vida, mi carácter inquieto me pedía un cambio de aires, nuevas perspectivas y conocer cómo vive la gente en otros lugares.
Eres una parte de mí, pero a veces parece que en ti nada funciona como debería. A veces me dueles mucho. Latinoamérica, es un continente con problemas muy profundos, arraigados en una historia de desigualdad y tiranía. Tenemos pobreza, ignorancia, inseguridad, racismo y discriminación. Pero tenemos también muchas riquezas. Latinoamérica es un pueblo con espíritu de hermandad, lucha y superación, con hambre de desarrollo.
La distancia me ayuda a apreciar esas cosas.
Tú me has enseñado a amar a la naturaleza. Eres el primer país del mundo que reconoce los derechos de la Pacha Mama (Madre Tierra en kichwa) en su constitución, y eso me llena de mucho orgullo. No somos expertos en sostenibilidad, ni mucho menos, pero tenemos la suerte y la responsabilidad de vivir en ti, un país megadiverso. En ti se respira vida.
Mi abuela siempre habla de la suerte que tenemos de vivir aquí, en el país de la “eterna primavera”. Aquí se lanza una semilla y enseguida crece un árbol. Eres cuatro mundos en uno: las mágicas Galápagos, la bella Costa, los majestuosos Andes, y la impenetrable Amazonia, el pulmón más grande de nuestro planeta. Escribir un libro sobre cada uno de tus mundos no sería suficiente para explicar todo lo que significan.
Nací en tu Costa. La población costeña es predominantemente mestiza. Yo soy mestiza, una mezcla de sangre amerindia y criolla, y un poquito de otras cosas (de eso no tengo ninguna duda). Somos una mezcla de muchas cosas.
He podido visitar Galápagos y la Amazonia, y en ambas ocasiones se me han humedecido los ojos de emoción. ¡Qué suerte tenemos los humanos de vivir en este planeta, y tener conciencia para apreciarlo!
Ahora vivo en Los Andes, en la ciudad de Quito, la segunda capital más alta del mundo. A casi 3000 mm. vivo cerquita del cielo. Quito es una ciudad que quita el aliento, figurativa y literalmente. A esta altitud nuestros cuerpos necesitan tiempo para aclimatarse a la escasez de oxígeno. En tus Andes he visto los atardeceres más hermosos, he visto al sol ocultarse detrás de tus montañas tiñendo el cielo de los colores más increíbles que nuestros ojos son capaces de percibir.
Eres cuna de más de ochenta volcanes, desde Quito he podido ver al menos cinco. Cada vez que veo al Cotopaxi, mi volcán favorito, mi Cuello de Luna, me quita un suspiro. Es un espectáculo del que es imposible cansarse. Es que están ahí pero no siempre los podemos ver. Nosotros los llamamos Taitas y Mamas, son nuestros abuelos, con sus cumbres canosas, majestuosos y sabios.
Los volcanes son como dioses dormidos, llevan aquí miles de años y seguirán aquí cuando yo ya no esté. Los volcanes y las montañas me ayudan a mantener los pies sobre la tierra. ¡Qué pequeños y efímeros somos nosotros en esta historia!
De la tierra venimos y a la tierra volveremos. Ecuador, eres mi tierra, te llevo en la sangre.
Karen que hermosa carta esto es nuestro hermoso Ecuador con tanta grandeza uno aqui se siente en el Paraiso …me encanto has detallado tal cual es nuestro Pais …abrazos a la distancia…Yazmin
Me gustó tu experiencia, el país donde uno nace, siempre es mejor, así uno viva en Estados Unidos o Europa, la tierra es el lugar de nuestro amor.
Pero el motivo de escribirle, era más para hacer una consulta. Yo vivo en Estados Unidos y estoy perdidamente enamorado de una mujer que es hija de Ecuatorianos. Mi consulta es, pues debido a esta pandemia uno no puede declararle mis sentimientos en persona, entonces, ¿Una familia Ecuatoriana, verían bien que se le envié una carta formal de declaración de amor? Suena un poco cursi, verdad? Pero es lo que tengo, gracias y perdona, pues se que tú blog no es de la doctora corazón, pero me gustaría saber su opinión. Gracias.