Vive curiosa y hambrienta. No escatimes ni dosifiques. Literalmente, se te va la vida en ello, no vayas a medias.
Experimenta, comete tantos errores como quieras. Verás que no pasa nada. Tienen mala fama, pero son precisamente ellos los que te harán avanzar.
Vuela tan alto como puedas imaginar. Aunque ese vuelo te lleve lejos de casa. Aquí siempre tendrás apoyo, según necesites, cerca o en la distancia.
No te escondas ni intentes ser como los demás. Aparentar ser como otros agota y no aporta. Los que te vayan a querer de verdad necesitan descubrirte tal y como eres. Los que no, no importan.
Escucha a tu voz interior. Y hay que entrenar los sentidos para hacerlo, pero merece mucho el esfuerzo.
Te vas a tener que mirar al espejo el resto de tu vida, asegúrate de que una conciencia abarrotada no te haga fruncir el ceño.
Procura ser generosa y agradecida. Y no para recibir lo mismo. Unas veces pasará, otras muchas no. Ser de las que da es muy cansado, no te voy a engañar, pero te ayudará con lo de no cogerle manía al reflejo del espejo.
Lucha por ser tu mejor versión y compárate únicamente contigo misma.
Haz caso omiso del sentido del ridículo. Da de comer a tus pasiones. No te obsesiones con el futuro. Mira a los ojos. Abraza fuerte. Defiende tus rarezas. Disfruta del camino.
Y sobre todo, nunca jamás dudes de que seré refugio, tu puerto en altamar, charlas o silencios, compañera de bailes de victoria o un hombro sobre el que llorar.
Siempre, siempre, en casa te espera amor incondicional.
Feliz en tu vida, Afrika.
Te quiero.
Mamá.