Es increíble a estas alturas de la línea del tiempo histórico que vivimos que aún enseñar una teta, hablar de tetas o la escenificación de un parto sea motivo de asombro, escándalo y ya el sumun, politizarlo.
La naturalidad y la libertad de expresión son términos cada día más relegados, postergados a rincones añejos. Vamos hacia atrás como los cangrejos, masoquistas remando a contracorriente río arriba.
“¿Nos da reparo ver una teta?”
Tengo camino de los 44 años y observar tantos temas tabús que subsisten desde mi infancia me chirría. Convivimos con robots, alta tecnología, lo último de lo último en infraestructuras, modernistas en alza y ¿nos da reparo ver una teta?, es poco más que incongruente. Claro que para más inri no solo nos da rechazo, sino que lo criticamos. Vamos a ver: ¡señores y señoras! Cuidemos nuestra casa y dejemos de meternos en la de los demás. Dejemos de juzgar sin saber y ni aún sabiendo. Ya sé que opinar es gratis y pasear por el campo también y resulta una actividad mucho mas saludable para uno mismo y para la sociedad.
El cuerpo humano y el traer una vida al mundo es lo más natural que existe, lo más bello y primitivo, no será mejor no darle esa mordaz importancia, evitar hacer daño al otro con nuestros prejuicios, si quieres miras y sino no y a otra cosa mariposa. Enfocar esa energía que malgastamos inútilmente en solucionar los problemas vitales, así sí ayudamos.
Dejando que los demás sean libres, tú también lo serás.