El día que descubrí el amor que había en mí.
El día que descubrí la verdadera virtud de vivir sin juzgar,
sin caminar tras una manada de locos.
El día que dejé de necesitar a los demás
y empecé a necesitarme a mí misma.
El día que dejé de culpabilizar y me hice responsable de mis actos.
El día que descubrí el desapego del drama y el victimismo.
El día que descubrí la libertad en mi.
La calma de mi mente,
la luz de las tinieblas
y la música del silencio.
Ese día descubrí la verdadera FELICIDAD que siempre estuvo en mí.
Y yo misma me la quitaba.