Si cada uno de los gobernantes y sus colaboradores hicieran su trabajo de forma pulcra, transparente, innovadora y eficiente, donde tengan solo el propósito del bien común, si cuando juran: “Juro por Dios, por la Patria y por mi honor”, disculpar esperar tanto de nuestro políticos, me conformo con que digan la verdad y no nos roben.
“Juro por Dios, por la Patria y por mi honor, cumplir…”
¿Qué pasaría sin no existiese la corrupción? Tendríamos una realidad verdaderamente diferente, más recursos para hacer más, más políticos con vocación de hacer mejor, más ciudadanos confiando en la justicia, en el deber, en el honor, sería mejor el mundo, cada país, cada familia. Ser político recuperaría los valores y el respeto que merecen el cargo y la carga. Los mejores ciudadanos querrían estar donde se toman las decisiones, no para llenarse lo bolsillos, sino para llenarse el corazón de orgullo por ayudar a su país.
Lo más doloroso y triste es recordar que mi país, Paraguay, donde sólo nos queda soñar con un lugar diferente o luchar por cambiarlo ¿Cómo hacemos para terminar con la corrupción? Que comience la revolución…
Excelente !