Las mujeres que crecimos con las películas de Walt Disney hemos visualizado un ideal de príncipes dominantes, como ocurre con Blancanieves que hace las tareas domésticas a los enanitos o La Bella Durmiente que esperaba a que el príncipe le despertará con un beso. La sumisión de las princesas es lo que mostró Disney en sus primeras películas, pero la sociedad evoluciona y Walt Disney apostó por otro tipo de princesas como Pocahontas, Mérida (Brave) y Elsa (Frozen) que muestran un papel de la mujer con autonomía, libertad y movimiento.
Nosotras, princesas del siglo XXI hemos despertado y evolucionado hacia un ideal de príncipe que no necesita despertarnos con un beso, ni traernos flores o mantenernos para complacernos. Nosotras queremos un príncipe que defienda nuestra libertad, que apoye nuestro trabajo, que nos respete, escuche y valore nuestros derechos.
¿Y cómo podemos detectar a estos príncipes del siglo XXI? Es fácil detectarlos en varios pasos:
- Si estás ante un príncipe del siglo XXI, valorará a la princesa que le acompañe con admiración y honestidad en todo momento.
- Si estás ante un príncipe del siglo XXI, no se cubrirá su cabeza con bombines para cubrir sus primeras entradas, pero es probable que se rape o viaje a Turquía para cubrir su cabeza con injertos.
- Si estás ante un príncipe del siglo XXI te valorará tal como eres. Le gustarán tus minifaldas, pero también verte desmaquillada, despeinada, tu manera de ser y tus gustos. No te llamará “mujer fácil” ni pretenderá cambiar tu look ni tu forma de ser en ningún momento.
- Tampoco te mandará cartas desde la mili, pero sin embargo te escribirá whastapp que te hagan reír , te demostrará que te quiere y escuchará tus inquietudes y preocupaciones.
- No esperará a que nadie le haga la cena o le planche la ropa, porque sabes que sois un equipo y que ambos podéis compartir las tareas.
- No presumirá con sus amigos de las mujeres que han pasado por su vida, sin embargo, hablará de la mujer con respeto y empatía.
Pero lo más importante de todo, sabrá cuidarte sin dominarte, hablar sin juzgarte y quererte sin limitarte. Y a ti, ¿Qué príncipe te envía WhastApps?