No cree en su verdad el espejismo,
ni se miente a sí misma la mentira,
cada idea fugaz que gira y gira
se desprende despacio del abismo.
No hay despegue que impida el pesimismo
ni optimismo que ignore a quien lo mira…
no desteje sus hilos quien suspira
ni contagia en su vuelo el dramatismo.
Quien acepta nostalgias ya difuntas,
es un barco que encalla en la batalla
de siembra involuntaria y de preguntas.
Cuando el silencio grite lo que calla
las voces crecerán de nuevo, juntas,
y brotarán respuestas de su talla