Queridos abuelos,
Hoy, en esta Navidad, mis pensamientos vuelan hacia ustedes, hacia vuestro recuerdo, hacia lo que significaron y siguen significando en mi vida. Aunque no tuve la suerte de conocer a mis abuelos por parte de madre ni de padre, siento que forman parte de mí, que sus huellas están en mi historia, en los valores y enseñanzas que han pasado a través de mis padres. Imagino sus rostros llenos de sabiduría, sus manos que trabajaron con amor y sacrificio, y me pregunto cómo habría sido sentarme junto a ustedes, escuchar sus historias, reír con ustedes.
A mi abuela paterna, que nos dejó hace varios años y con quien tanto me unía, quiero decirle que su ausencia sigue doliendo, pero también que su amor sigue iluminando mi corazón. Me acompañan sus recuerdos, su bondad y su cariño, que me enseñaron a ser mejor.
A mi abuela materna, que este año partió y dejó un vacío inmenso en nuestras vidas, quiero pedirle perdón. Perdón por no haber estado todo lo que hubiera querido, por la distancia que me impidió abrazarla más, reír más, compartir más. Desde lo más profundo de mi alma, espero que sepa que siempre la llevé conmigo, que la quiero y que la extraño cada día. Francia me parece ahora un lugar lleno de ecos, de memorias que desearía haber podido multiplicar.
Esta Navidad es distinta. La mesa está incompleta, pero sus presencias se sienten en el amor que compartimos como familia, en los pequeños detalles que nos recuerdan que ustedes están aquí, de alguna forma, siempre.
A todos aquellos que aún tienen la suerte de tener a sus abuelos con ustedes: ¡valórenlos! Aprovechen cada instante, cada palabra, cada gesto. Vayan a verlos, llamen, escúchenlos con el corazón abierto. Ellos no estarán para siempre, pero los recuerdos que creen con ellos sí lo estarán. Que no haya arrepentimientos, que no quede amor sin demostrar, porque el tiempo es fugaz y el amor de los abuelos es uno de los regalos más grandes de la vida.
Esta carta la escribe su nieta Martita, con el corazón lleno de emociones encontradas. Me duele la ausencia, pero también me llena de gratitud el haber sido parte de su historia, aunque sea en los recuerdos que otros me han contado. Espero honrarlos viviendo con amor, siendo bondadosa y recordando siempre lo que significa la familia.
Con todo mi amor,
Martita.