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Todos tenemos nuestro sitio

Todos tenemos nuestro sitio, es ese lugar al que acudimos cuando queremos estar solos, para pensar, relajarnos o incluso cuando queremos compartir un ratito con alguien. Se puede tener varios sitios especiales, yo tengo más de uno, he de confesarlo. Ahora mientras escribo esto, estoy en uno de ellos. 

Este lugar entro en mi lista hace un año, me enamoró desde que lo vi, es más fue la razón por la que decidí querer estar en él durante un tiempo. Me siento afortunada por poder disfrutarlo, sobre todo en cada amanecer y cada anochecer. 

Desde aquí puedo ver la inmensidad del mar, ese azul propio del Atlántico y su olor que me transporta a cualquier parte del mundo. Ahora Disfruto del atardecer, sus colores: amarillos, naranjas, rojos.. precioso. Recurro para relajarme cuando estoy muy estresada o simplemente hay días que es para estar en silencio y así escucharme. 

Llegar hasta él conllevo soltar otro espacio, que lo había hecho muy mio, tanto que era como una extensión de mi ser. Como nos cuesta soltar, desprendernos, aunque en el fondo sepamos que es para nuestro bien, muchas veces nos resistimos. 

Qué bien me hubiera venido si desde niña, me hubieran enseñado a soltar, a dejar ir… Si, dejar ir, a los juguetes que se rompían, los lápices perdidos, los amigos que se cambiaban de colegio … Hubiera sido todo un poco más fácil. Pero como a tod@s, me tocaba aprenderlo en nuestro día a día.

En muchas ocasiones llegue a pensar que sería ideal, que en el Play Store de mi móvil apareciese una APP de “Apegos”, para descargarla y que fuera más sencillo gestionarlo, pero va a ser que no. 


Cuando hablo de “soltar” me refiero a desprenderse de alguien, de alguna cosa física o de una situación. Puede ser un acto involuntario o voluntario, pero aún así en muchas ocasiones nos cuesta. 

¿Por qué será? ¿ por qué nos cuesta tanto dejar una relación donde ya no somos felices, dejar a un amig@ que ya no nos aporta, dejar un trabajo donde no estamos bien,..? ¿Qué nos ata, que nos frena? ¿ Por qué nos da tanto miedo? ¿Al soltarlo dejaremos una parte de nosotros ahí?

Comprender esto, me ha llevado su tiempo. He ido descubriéndolo poco a poco y continúo en ello. Si que tengo claro que, por mucho que me esfuerce y luche, cuando esa persona o situación ya no está, es porque ha cumplido su función. Continúar ahí ya es dolor, con lo cual es nocivo para mi. 

No es una tarea fácil el desprenderte de algo que quieres, que consideras que te hace bien, algo que te gusta, algo con lo que no estás tan cómoda pero crees que es lo correcto, un trabajo que no te llena pero era fijo,  pero cuando lo he hecho, por ahora, me ha traído cosas buenas después. 

Ahí es donde me doy cuenta que el miedo es el sustento, en otras cosas, de aferrarme. Para estar en este lugar hoy, he tenido que soltar un espacio y aunque parezca fácil, tuve que hacer un ejercicio de desvincularme, agradecer lo que me aporto y permitirme abrirme a disfrutar de otras cosas. En este caso, fue un cambio de hogar. Entendí a que el hogar lo creas tú donde vayas, no es el espacio físico. 
Querida lectora, Agárrate a la vida no a aquello que te limite. Como me dijo una vez un amigo “Suéltate la melena y disfruta”.

Ara Cruz

Trabajadora social y coach. Empezó a escribir por terapia, ahora es una de sus pasiones.

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