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Tras superar mi segundo cáncer, lo peor me esperaba en mi trabajo

cáncer

Hace un par de semanas me incorporé a trabajar después de haber tenido cáncer de mama. Con toda la ilusión del mundo tras haber superado la enfermedad por segunda vez en ocho años y haber soportado dos tratamientos durísimos he decido pedir el alta voluntaria porque necesito normalizar mi vida.

Pues bien, para poder reincorporarme en mi empresa, una administración pública en la que llevo trabajando casi 18 años, me indican que debo someterme a un reconocimiento médico y a una valoración de riesgo para el COVID, y así poder ver si el puesto donde estoy supone un riesgo para mi salud. En este informe firmado por un médico indican que deben cambiarme de puesto de trabajo a uno donde no tenga atención al público.

Pero el día que me incorporo veo que me han colocado una mesa en un rincón con un biombo en el lateral y esa es la adaptación que ellos consideran que está bien. El espacio en el que pretenden que trabaje es tan reducido que no puedo ni mover mi silla hacia atrás, estoy arrinconada totalmente. Es curioso porque la Política responsable del área tiene justo enfrente de mí un despacho de unos quince metros aproximadamente. Sus cargos de confianza más de lo mismo, despachos enormes para ellos solos.

Después de pedir un informe a mi oncólogo y otro a mi médico de atención primaria, lo adjunto con el informe solicitado por ellos mismos al servicio de prevención de riesgos laborales donde dicen que deben cambiarme de puesto. Con todo esto pido formalmente el traslado. Solicito el cambio a un puesto donde no haya ningún tipo de atención al público. Ahora mismo estoy en un rincón de un departamento que realiza bastante tareas de atención y como bien sabemos todos y así nos lo están transmitiendo todos los profesionales de la salud, el COVID se transmite por aerosoles y aunque yo directamente no atienda me obligan a estar en el mismo espacio en el que sí se realiza este trabajo.

Hasta que esto sea posible, solicito que me dejen teletrabajar el 100% de mi jornada para no estar expuesta innecesariamente. Teletrabajamos por turnos, en igualdad de condiciones, personal de riesgo y gente sin ninguna patología. Está muy bien, pero las personas que hemos tenido cáncer tenemos afectado el sistema inmunológico, deprimido y débil en la mayoría de los casos. Además, en este momento sigo en tratamiento y aunque he terminado el tratamiento en el hospital de día debo tomar medicación por cinco años de los que aún me quedan dos por lo que soy una enferma crónica.

Hoy ha venido la Política responsable del área, junto con otra persona y un técnico de prevención de riesgos laborales y han determinado que mi puesto es adecuado y probablemente no me van a permitir teletrabajar, es decir, me deniegan ambas cosas. Tampoco me dan mascarillas FFP2, las compro yo diariamente porque las que nos proporcionan no son las que debo llevar según mi nivel de riesgo.

Es una coincidencia que en medio de todo este problema se haya celebrado el Día Internacional Contra el Cáncer, como bien sabemos es el día 4 de febrero. Este día la administración pública donde trabajo iluminó su fachada de verde para concienciarnos de la lucha contra el cáncer. En redes sociales colgaron información a la que mi marido, familia, amigos (entre ellos varias personas que también han tenido cáncer) comentaron que no entendían la contradicción ya que  de qué sirve hacer cualquier acto de este tipo si luego a una persona que es empleada suya no la tratan bien ni le adaptan el puesto a sus necesidades ni es real que apoyen absolutamente nada.

Pues esta mañana he tenido que escuchar cómo la Política responsable del área me pedía explicaciones por estas opiniones. Evidentemente le he explicado que si tenía algún problema con que la gente que me rodea se exprese libremente en la página de Facebook de una institución pública podía pedirles que viniesen a mi centro de trabajo y así explicárselo ella personalmente. A estas alturas solo quedaba escuchar cómo una persona que se dedica a la Política intenta censurar opiniones contrarias para que no perjudiquemos su imagen pública. Pero precisamente estas opiniones donde se muestra la mentira sobre la concienciación con el cáncer son las que se deberían gritar, proclamar, difundir… que toda la sociedad se entere cómo los enfermos de cáncer somos utilizados por los políticos para ponerse un lacito rosa o iluminar fachadas y de puertas para adentro nos espera otra realidad muy distinta.

Me parece indignante que un político pueda pedir explicaciones por las opiniones en apoyo a una persona que ha tenido cáncer dos veces. Me parece una vergüenza que celebren el Día Internacional Contra el Cáncer y a la vez a mí me no me traten bien. Me parece indignante la censura por parte de un político para no escuchar opiniones contrarias a sus actos. Y sobre todo que esto se quede así. Que tengan la desfachatez de pedirme explicaciones porque los comentarios no han sido para apoyarles sino para preguntar como pueden tener una actitud tan incoherente y tan despiadada. Que el atrevimiento y la poca moral llegue al punto de pedir explicaciones a un empleado por opiniones de gente externa apoyando su causa. Que crean que pueden censurar las opiniones para no escuchar lo que no les conviene: la verdad. La realidad es que no existe ningún tipo de apoyo para los pacientes de cáncer cuando nos incorporamos nuevamente al trabajo.

En qué sociedad vivimos si un político puede decidir cuestiones médicas por el simple hecho de dedicarse a la política, sin tener en cuenta el daño que hace. Todas las opiniones médicas no sirven de nada, está claro que los políticos se creen dotados del don de la sabiduría total y absoluta. El resto de los mortales solo somos eso.

Virginia Carrasco

Psicóloga, madre, superviviente de cáncer, amante de animales y libros.

3 Comentarios
  1. Querida Virginia, tienes todo mi apoyo y comprensión. Es una pena que todavia el ser humano funcione así.
    Y los políticos… acabaran desapareciendo y recordados como personas sin escrúpulos.
    Tú eres fuerte y esto te ha hecho aún mas fuerte.
    Te mando un abrazo fuerte
    Natalia

  2. Hola, Virginia
    He leído esta entrada en tu blog, no tengo ni idea de dónde trabajas, pero tu situación me parece realmente indignante. Un escándalo en toda regla. No puedo más que darte la razón. Soy diputada en la Asamblea de Madrid. Si crees que puedo ayudarte de alguna forma, quedo a tu disposición. En Twitter estoy como @almudenanegro.

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