Una noche más despertaste mi deseo, solo pensando en tu mirada, desnudando mi alma.
Abrí esa puerta donde una tenue brisa movía mi cabello enredado . Caminé despacio, con algo de llanto, abrumada, aturdida , sin esa armonía ,paz y vida que traes a mis días.
Y ahí , en ese espejo reflejaba mi tristeza. Hice correr el agua, acaricié mi alma alterada, levanté la mirada, esos verdes ojos ansiaban ya tu llegada. Mis manos recorrían mi cuello, con suspiros y anhelo. Pensé en traspasar con rabia ese espejo , llegar a nuestra cama y pensar en ello. Me acosté donde tu y yo siempre hallamos, esa manera de amarnos, de expresar nuestro legado. Solo imaginaba, tus ojos pensaba, esos mismos desnudaban mi piel y mi alma, cada mañana, eso recordaba en esta noche cubierta en llamas. Cogía tus manos, imaginaba tus dedos, recorriendo sin freno, todo mi cuerpo.
Y no solo imaginé, y no solo pensé, sentía tu fuerza, tu deseo y tu inocencia. Mojada en lágrimas de melancolía , en eterna apatía , me queda imaginar, tocar y pensar. Pero aquello resultó tan verdadero, que pensaba cada movimiento de esa droga dentro. De ese poder moviendo, mi cuerpo encendiendo.
Ardo cada vez que te pienso, no hay HOMBRE que desate en mi tanto infierno. Y llego al cielo, y vibro sin miedo, gritando gloria, por este deseo y placer eterno.