Me han dicho tantas veces estas palabras con una expresión de deseo, pena o esperanza en el rostro de quien me lo decía, y no saber qué responder era mi inquietud.
“Si quieres ser como yo, tendrías que asumir pasar por muchos cielos e infiernos, por críticas y desprecios”
Quieres ser otra persona y eso conllevaría ser cualquier cosa desde un asesino a un poeta, y te preguntas realmente, ¿quien eres tú entonces? No quien quieres ser.
Si quieres ser como yo, tendrías que asumir pasar por muchos cielos e infiernos, por críticas y desprecios; años de terapia psicológica ya que ser como yo es ser “friki”, ser rara según nuestra sociedad cuadriculada y enjaulada.
Si quieres ser como yo, ¿saltarías al vacío? Solo tú vas a saltar y nadie te va ayudar, lo que nadie te cuenta es que al final de esa caída te espera un colchón de algodón de azúcar lleno seguridad y recompensas, pero hay que saltar con los ojos abiertos para superar miedos, romper normas viendo lo maravilloso de tu interior y alrededor.
“No quiero que seas como yo, serías una mala copia de mí aderezada con tus miedos y sueños”
Nos enseñan a buscar o desear ser otra persona, olvidando conocernos a nosotros mismos, que es un ejercicio tan importante como respirar, tan largo que puede durar toda la vida e incluso no llegar a saberlo nunca.
No quiero que seas como yo, serías una mala copia de mí aderezada con tus miedos y sueños, distorsionando quién eres realmente y sufriendo por no conseguirlo.
Pregúntate, ¿quién eres tú? Sin la individualidad única de cada cerebro y corazón siendo en su totalidad auténticos, no tendríamos por ejemplo ciencia, ni locos que pensaran diferente para inventar medicinas, estudiar el universo, filosofía, música o imaginar que otra realidad es posible como hacemos las artistas entre las que me incluyo.
“Cuando llegas a conocerte a ti mismo encuentras la paz de tu cuerpo, mente y espíritu”
Saber quién eres tendría que ser una asignatura a desarrollar como lo es aprender a sumar o leer, aunque para eso tendría que intervenir la meditación y la reflexión.
Es difícil descubrir y asumir que posiblemente no seas la mejor persona o el mejor ser humano pero todos cumplimos un papel, y solo nosotros tenemos el poder de transformar lo que somos.
“No me mires a mí, mírate a ti y brilla con luz propia”