Hay días que el mundo da asco, y cuesta ver el vaso medio lleno; y si, yo a veces estoy cansada de tantas injusticias y violencia a mi alrededor, ni me imagino como deben de sentirse aquellas personas que están al pie de cañón, ojalá poder abrazarles y decirles que todo irá a mejor, no siempre creo en ello de verdad, pero siempre seguiré alzando la voz y estando en el lado en el que cabemos todas, y todas somos todas, no creo en otro feminismo, no existe otro feminismo posible.
Pero, lo que me encuentro a mi alrededor son mujeres ejerciendo la misma violencia sufrida sobre otras mujeres, acentuando diferencias y olvidando las distintas escalas de violencia que sufrimos todas y todes. No es justo ni comprensible que ahora seamos nosotras las que invisibilizamos a compañeras que también son víctimas del sistema cis-heteropatriarcal en el que vivimos, compañeras que fueron las que estuvieron pie de cañón desde el comienzo, luchando por un feminismo en el que no debe ni puede faltar ninguna.
Nos necesitamos a todas frente a una sociedad machista, capitalista y cada vez más polarizada en la que la ultraderecha avanza a pasos de gigante, mientras intentan hacernos creer que el problema o el peligro está entre nuestros propios espacios y círculos, cuando en estos el único problema es quien se intenta infiltrar siendo alguien que no es.
¿Qué coño estamos haciendo?, ¿cómo nos hemos dejado engañar tanto?, ¿en qué momento hemos confundido tanto el peligro ante el que defendernos?.
Que no, que lo estamos haciendo muy mal y estamos atacando a quienes más necesitan que les escuchemos, que no consiste en ningún trato de favor, sino es respetar su existencia, porque tienen tanto derecho a existir como nosotras y, aunque a algunas les moleste esto, seguirán naciendo y existiendo, y no es justo que le demos la espalda a compañeras que nos ayudaron a alzar nuestra propia voz tiempo atrás.
No sé como es la realidad de una persona trans; les he escuchado y lo sigo haciendo para intentar no formar parte del problema, poder garantizarles que aquí tienen un espacio seguro, aunque ahí fuera todo vaya a peor algunos días. He sufrido otro tipo de violencias, pero nunca nadie me ha llamado “marimacho”, tampoco me han preguntado por mis genitales ni he tenido nunca miedo de ir sola al baño… y todo esto siguen siendo privilegios, porque no todas las mujeres tienen estos derechos básicos, siento rabia y tristeza porque no es justo que yo sí y ellas y elles no.
Las mujeres trans son tan mujeres como lo soy yo, y ni su existencia ni sus derechos tachan o eliminan los míos, nos necesitamos juntas y fuertes, y me da pena que no todas lo veamos así. Ojalá poder abrazarles fuerte, decirles que aunque no sé que pasará ahí fuera, yo estaré justo detrás, a pie de cañón, porque no existe otro feminismo posible, no puede faltar nadie y mucho menos ser nosotras quienes decidamos quién sí y quién no.
A toda la peña trans: lo siento, lo estamos haciendo realmente mal, no nos merecemos todo lo que hacéis por nosotras.
Creo en un mundo en el que se pregunta antes de herir, en el que se dedica más atención a reparar que a castigar, en el que los baños no son divididos en dos absurdas puertas, en el que hacemos de nuestras diferencias nuestra mayor fuente de aprendizaje, en el que mis amigas son mis amores y mis amores son mis amigas, porque el amor se multiplica, y yo solo quiero cuidar y amar a todas las que un día tuvimos miedo a alzar la voz.
Creo en un mundo en el que la ternura es revolucionaria, en el que no se teme pedir perdón cuando descubres que eres parte del problema, en el que todos, todas y todes tenemos derecho a existir en libertad y sin miedo a ser.
Supongo que aún queda muy lejos ese mundo, y sé que las cosas ahí fuera no pintan bien, pero prometo seguir a pie de cañón a vuestro lado siempre porque ya lo dijo Audre Lorde:
” No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías.”
Os abrazo fuerte, no lo estamos haciendo bien, lo siento.