Elijo el dorado del otoño.
Me ubico solamente donde mi espíritu siente comodidad.
Decido con firmeza voltear de donde no quiero estar.
Respiro profundo cerrando los ojos.
Miro mucho hacia el cielo y su belleza.
Me detengo a oír ruidos de la naturaleza.
Leo lo que me da placer.
Escucho la música que me gusta y no lo que está de moda.
Me visto con ropa holgada y ya no me maquillo tanto.
Me alejo de cierta clase de humanos y no por discriminación sino por lucidez y libertad.
No acepto órdenes ni pido permiso, comparto de todo corazón con quién yo quiero.
Recuerdo con amor a quiénes de una u otra forma me hicieron bien.
Me dejo llevar por la emoción y lloro donde sea sin importar que me vean.
No me daña lo que ayer me lastimó.
No guardo rencor.
Sonrío a quien hace tiempo me traicionó.
Dejo correr las horas porque se qué hice lo que debía hacer.
Mi sueño es tranquilo y leve, ya no hay alarmas que desvelen.
Vida, nada te debo, nada me debes…