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Peor que maten a tu hija, es que te culpen por ello

Fuente: Kat J/ Unsplash

Hace unos días, en Perú arremetió una noticia trágica y muy dolorosa por el nivel de crueldad, un adolescente de 15 años secuestra, viola y mata a una niña de 4 años. Hasta ahí, aunque suene doloroso no es algo nuevo en los titulares.

“Prefirió divertirse y mataron a su hija”

Mirella tiene 22 años es madre de dos niñas de 4 y 2, a quienes deja a cargo de otra menor de 9 años, ella sale a una fiesta cercana a su casa, retoma en la noche verifica que sus hijas están en casa y vuelve a salir, en ese momento es cuando las pequeñas salen y se encuentran con este joven de 15 años quien minutos más tarde se convertiría en el abusador y asesino de Camila; cuando Mirella retorna, su hija no estaba e inmediatamente llama a la policía para reportarlo. Horas más tarde la noticia llego a todo el país, pero no contando cómo y por qué es que un adolescente toma la decisión de secuestrar y acabar con la vida de una pequeña de 4 años, si no, la noticia se había envuelto en un morbo tan grande, que podíamos ver titulares como “ Si tu pudieras perdonar a la madre, ¿lo harías? “¿Que le dirías a esta mala madre si la tuvieras en frente?” “prefirió divertirse y mataron a su hija”.

“No podemos reaccionar impulsivamente ante situaciones así, hay que ver más a fondo”

En el Perú existen muchas madres que dejan a sus hijas o hijos solos o a cargo de otro menor en el día o en la noche por diversos motivos y eso no las hace malas madres, existen zonas en las que niños pequeños salen a trabajar en el campo y no están con sus padres en todo momento, y eso tampoco los hace malos padres, es fácil hablar desde el privilegio donde yo podría pagar para el cuidado de mis hijos o encargárselo a un familiar adulto, pero no todos tienen eso y aun así eso no garantiza su plena seguridad, recordemos que el 70% de los abusos son cometidos por alguien cercano, en fin, nada te asegura nada porque no es “donde estuvo ni que estuvo haciendo la madre” ese no es el foco del problema si no la acción de este adolescente. Una gran parte de la población peruana se creyó en el derecho de determinar qué tan culpable era la madre de que secuestraran, violaran y mataran a su hija; pero no, la madre NO ES LA CULPABLE.

La gran parte de población que no solo la insultó, si no que agredió físicamente y hasta le deseó la muerte, aparte de no solucionar ni plantear verdaderas soluciones sociales, están desviando el foco de atención buscando la forma para sentirse lo más lejos de esta realidad; al decir “es un enfermo” “que lo maten” “que le hagan 3 veces más lo que él hizo” sigue sin solucionar nada. No podemos reaccionar impulsivamente ante situaciones así, hay que ver más a fondo, de este y los otros 464 casos de abuso sexual infantil en solo enero de este año en Perú.

“Hay que dejar ya de buscar a quien otorgarle culpa porque esa línea siempre es la misma, que estaba haciendo, como vestía, donde estaba, lo merecía o no”

Casos como los de Camila, Fátima o de Mariana no son situaciones aisladas cometidos por “enfermos mentales”; la explicación tampoco es que vivían en un lugar peligroso y tendrían que haberlas cuidado más, hay que dejar ya de buscar a quien otorgarle culpa porque esa línea siempre es la misma, que estaba haciendo, como vestía, donde estaba, lo merecía o no, pero como en este caso no pueden culpar a la víctima directa, culpan a la madre, una vez más la culpa cae de este lado y no son capaces o se resisten a ver  que este agresor como tantos otros son hijos del patriarcado.

 Permitámonos ver la relación de esto con la falta de ESI (Educación Sexual Integral), con la ilegalidad del aborto, con que a pesar que existen más reclusos por abuso sexual, el peor delito que puedas cometer en Perú sea transportar droga y desde ahí tomar las decisiones para combatirlo porque ahí todos somos responsables.

Sheila Ramírez

Estudiante de psicología orientada a la sexualidad. Le gusta viajar y los cambios.

1 Comentario
  1. Es lamentable la hipocresía y ausencia de sensibilidad hacia los abusos sexuales de cualquier tipo. Y aún nos juzgan, como mujeres. Si no es por una cosa es por la otra. Soy española, pero pude ver la situación de vulnerabilidad respecto a las mujeres y los niños y niñas. Y por favor, no hablo de hombres ni de culpas, sino de un sistema patriarcal que solo establece empatía hacia el más fuerte, el que ostenta el poder. Un ejemplo, es que en tu artículo, nadie pregunta dónde está el padre, y como está ejerciendo su responsabilidad hacia su hija. Todavía se dice con sorna; “la madre sabemos quien es, pero, a saber quien es el padre”. Y pregunto, ¿No será que es muy fácil exigir la única responsabilidad a quien no puede negar quien es su hijo/a (la madre), a la vez que es muy fácil eximirse de la misma por no tener las garantías (padre)?. Y vuelvo a preguntar; ¿no será que nuestros niños son hijos e hijas de todos nosotros, incluidos gobiernos, y debemos entender que como tales, todos somos responsables de los mismos?. Aquí en España, todos discuten respecto a ellos, y de quienes tienen la responsabilidad del resultado de los mismos. Discuten y pasan la pelota; padres y profesores, profesores y políticos, políticos y padres, … y así una y otra vez, mientras los más vulnerables, incluidas muchas mujeres (sobre todo madres niñas), se ven abandonad@s a su suerte sin más.

    Brighid De Fez 20/03/2020

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